jueves, julio 31, 2008

Licencia para no pensar


Me prestaron el DVD de “Zohan licencia para peinar” (en inglés “No te metas con Zohan”), una comedia de Adam Sandler que aún no se estrena en Lima. ¡Qué película! Me dejé llevar por la risa aún en las partes de humor más grueso. Una sorpresa ver a Sandler musculado y convertido en superhéroe. De hecho la caracterización del personaje debió demandarle un arduo programa de ejercicios y control de la alimentación. ¿Cómo sino el esmirriado “Happy Gilmore” (1996), el tierno progenitor postizo de “Un papá genial” (1999), o hasta el gay por conveniencia de “Os declaro marido y mujer” (2007) podría haber logrado el físico de un irresistible agente del servicio de inteligencia contraterrorista israelí, invencible antes sus rivales palestinos?

Para contarles algo del guión. Un buen día Zoham se harta de la violencia y destrucción que acompañan las misiones que le encomienda el Mossad israelí y decide desertar. Ha descubierto además su vocación de peluquero. Sueña con el uso de la tijera en forma pacífica para lograr rostros enmarcados en una textura sedosa. En realidad le gustaría trabajar con un famoso estilista nuevayorkino del que sabe a través de una publicación que ha llegado a sus manos. Dudas van y dudas vienen, decide su partida de Israel tras un enfrentamiento con Fantasma, el temible líder palestino que ha sido siempre su principal antagonista. Zohan finge haber muerto y enrumba a Manhattan.

Una sorpresa el uso de efectos especiales en la comedia. El protagonista sube y baja paredes con la agilidad del hombre araña o defiende causas justas con la fuerza del increíble Hulk. A su vez, las explosiones se suceden con visos de una extraña verosimilitud. En cuanto al lenguaje sexual, es llamativamente explicito incluso en la imagen. El tema de una supuesta tercera edad en la que se prescinde de todo interés libidinal, se hace trizas. Las clientas viejas del seductor peluquero le agradecen tanto el corte de pelo como el que les ponga a punto su erotismo. Por su parte Fantasma, llegado también a la Gran Manzana, se verá pronto involucrado con un oficio ajeno a la siembra de terror. Se hará zapatero.

Al final me quedé con la duda. ¿Será como afirma Sandler en una entrevista, que lo que queda claro tras ver Zohan es que la vida sería mucho más fácil si todos nos lleváramos bien? ¿No se trata más bien de una loa a las simplezas de la vida norteamericana tal como lo estipula una sociedad que a cierto nivel se centra en el servicio al cliente? Ese exaltación al yo peluquero, o al yo zapatero borra de un plumazo toda mención a la ferocidad de las corporaciones. A la sospecha de sus vinculaciones con cualquier actividad que les permita lucrar, incluidas las guerras.

¿Será que para reir hay que olvidar?, ¿será que reir exige poner en pausa las dudas?, ¿será una licencia para no pensar?, ¿qué será?...

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