viernes, julio 11, 2008

Se aceptan proyecciones

Me refería ayer al asunto de seguirle la pista a los ´no entiendo´ que lanza más de un visitante en una galería de arte. El tipo de muestra suele ser para entendernos, una colección de piezas que nada tiene que ver con el realismo o con la cosa acabada de un producto concreto: un cuadro, una escultura. Más bien con iniciativas del todo contemporáneas, colgadas o ubicadas en alguna parte del metraje de ese recinto que no es el mercado, la discoteca, un restaurante o un aula. Dichas iniciativas no está demás decirlo, responden a la interpretación que el o los artistas hacen, ¡oh! de su entorno, de su vida interior o un poco más allá, de la sociedad en la que viven.

Me digo que son invitaciones a discurrir con la libertad y la seriedad que adopta un niño absorvido por sus juegos. También, que el visitante podría hacer suyo el cartel invisible que cuelga de las paredes de cualquier exposición. Aquel que invita a la proyección en el sentido psicológico del término, es decir a esa dinámica que se genera al contrastar lo visto con imágenes o sentimientos propios. El propósito es lograr hacer contacto con ese uno/a mismo/a que reside en el propio interior. Una suerte de ¿aló yo mismo/a?

A tener en cuenta además, que quienes dedican su tiempo incluso más allá de la jornada laborable pues sueñan, comen y viven en pos de la exploración visual, tienen algo que decirnos. Cierto que en materia de danza ocurre también escuchar a la salida del teatro los consabidos ´no entendí´, pero es por el momento harina de otro costal.

Me centro en el mundo de las imágenes para recordar que aquellos a los que la cultura nos ha enseñado a llamar artistas les corresponde hacernos experimentar el mundo con los ojos más abiertos. Si se quiere, con la piel menos adormecida. Que haya buenas y malas exposiciones, no quita lo dicho.

A decidirlo nosotros mismos después de detenernos en lo visto y pasar por colador la mencionada frase del no entiendo. Quizás aunque suene hueco, podremos entonces reparar en lo que desde nuestra verdad interior cada uno no entiende.

Imágenes: INJUVE, exposición del Centro Cultural España.

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