viernes, mayo 08, 2009

No quiero ser el alma de la fiesta

Tres títulos de la muestra ¡Qué rica familia! de Teresa Carvallo me hacen pensar en la realidad que construían las madres de otra época (difícil creer que algunas no hayan logrado crear un nuevo lenguaje, pero ocurre). Estos títulos son: Edad de merecer, El alma de la fiesta y Soy mejor que tú que corresponden en ese orden a las cerámicas aquí arriba. Imagino a una madre `de antes` comentando con sus amigas acerca de una joven, su hija o la de la vecina, que está en edad de merecer; preocupada al mismo tiempo de que su hija sea el alma de la fiesta y por el contrario, desentendida de que ésta no logre crear vínculos con sus iguales como no sean los de una competencia. La mirada de Teresa descorre el velo de esa conversación, permitiendo que un poco de oxígeno recorra cada frase. No queremos más de eso, pero qué bueno poder decirlo con humor. Así el día de la madre que se celebra este domingo en Lima, más que una puerta abierta a los reproches, puede servir para recordar lo que se quiso que fuéramos y ahí no más. Claro que si hubo aciertos, vale citar a Paul Watzlawick. El autor de `El lenguaje del cambio`define la madurez como la capacidad de hacer lo que está bien, aún cuando los padres lo recomienden.

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