lunes, diciembre 22, 2008

De noches buenas

A los silenciosos lectores de La vista flaca. ¿Podríamos reunir diferentes versiones sobre la manera en que pasa cada quien la navidad en su país? ¿A qué hora cenan?, ¿el pavo forma parte del menú?, ¿toman vino, champagne? ¿se hacen regalos?, ¿la celebración tiene más de fiesta religiosa, familiar, comercial o alguna otra?, ¿y lo mejor que podría ocurrirles a la llegada de las doce?, ¿alguna lectura favorita para esta época del año?...¿alguna imagen?

Imagen: Nina Edge.

jueves, diciembre 18, 2008

Una mirada congelada


Largo tiempo protagonista de la columna de Rafo León en ´”Caretas”, `la china Tudela` ha subido al escenario para protagonizar una mofa del sector más encumbrado de la sociedad limeña. Una clase cuyo poder económico se originó en la propiedad de las inmensas haciendas costeñas y se sostuvo en base a sus influencias sobre el poder político. Sin más enarboló la más amplia indiferencia frente a los estratos populares y su destino. Dejó pasar la posibilidad de comprometerse con la situación del país como proyecto de nación. La pieza se vale de apartados tales como el psicoanálisis, la política, la economía o la gastronomía. ¿Pero quién es en realidad la china Tudela? El resto de un naufragio social. Una personalidad narcisista de pensamiento disparatado que la noche de presentación de su libro de poemas va y viene en torno al monotema de su ilustre abolengo y al hecho de haberse formado como psicoanalista. Está inquieta aunque con disimulo porque uno de sus ponentes, nada menos que Mario Vargas Llosa, no llega a la presentación. Con todo, dejaría de ser ella si se le pasara por la cabeza que el novelista podría dejarla plantada, así que se dedica a esperarlo conversando con quienes van a dar también su opinión sobre su obra: su psicoanalista y su colaboradora doméstica ( la muchacha, la doméstica, la empleada, la chola a quien la eterna señorita quiere redimir).

Diré a favor que el libreto refleja el buen oído de su autor para captar modismos locales y trasladarlos a la escritura. Su cosecha de giros idiomáticos es tal que la parte que corresponde a la protagonista podría prolongarse al infinito. Diré en contra, que el humor de la pieza me recuerda al caballo que usaron las fuerzas griegas para terminar con su asedio de Troya. La sombra de nuestro pasado colonial se hace presente en la obra para propiciar permisividad y autocomplacencia. La risa en tono sostenido desdibuja el sarcasmo que se supone dedica el autor (y todo observador crítico) a la frivolidad local.


La china caracterizada por Katia Kondos es linda, desenvuelta y se desplaza por el mundo como quien da indicaciones a sus empleados en la cocina de su casa. Lejos de suscitar anticuerpos genera una ternura cómplice. Los recién llegados al reacomodo de la pirámide social no pasan con ella, ¿y qué entonces? Y reir y reir. En distintos pasajes cabe la sospecha de que el autor administra sus propios prejuicios sobre un orden social que ha perdido vigencia. ¿Por qué mantener esa mirada congelada?

No mucho pues. Ni siquiera cuando el vocabulario de la China Tudela incluye ráfagas de arte contemporáneo y dice sentirse sola en una ciudad que no tiene ni la más remota idea de lo último de la actividad artística en las grandes capitales, Londres es su ideal. ¡China hereje!


Imagen: Roy Lichtenstein.

miércoles, diciembre 17, 2008

Paradero final


La mujer entra y sale del lavabo. Su mirada ausente le quiebra a uno las defensas. ¿Aspira acaso cocaína? Diría que R. soporta con levedad el destino de la oficina donde trabaja. Sobre su escritorio hay siempre dos archivadores y una ruma de papeles. ¿Pero lleva en el bolsillo un gramo de polvo blanco? La pregunta me viene a la cabeza cada vez que la veo instalar su frágil materialidad en la silla ubicada al lado de la credenza. Es curioso, pero cuando se sienta del otro lado, no me pregunto nada. Será que al dejar de ver su perfil no puedo confirmar ya el tono extra pink de sus fosas nasales.

En una de las paredes del cubículo de R. cuelga un afiche. Dice: Paradero final. El texto está en primer plano, pero con letra diminuta se repite al infinito en todo el cartel. El tipo de fuente es probablemente Gungsuh, sino GungshChe, una opción de la última versión del Windows Vista. Digo que me gustaría saber la opinión de R. sobre el afiche y de paso lo que piensa de mí ya que en eso trabajo, pero no me atrevo a preguntarle. Será que en el fondo yo soporto con menos levedad que ella la oficina. A diario que vengo y enciendo la pantalla, me las arreglo para mirar a R. Sobre todo la miro y es ahí que surge la pregunta que me expulsa la tranquilidad. Una de estas mañanas averiguo el por qué. He oído de gente a la que de pronto frases enteras toman por asalto. Las repiten a lo largo del día, sin saber exactamente de dónde provienen o qué quieren decir. ¿Será eso lo que me ocurre?

Tal vez me acerque hoy a R. no bien vuelva del baño. Voy a esperar a que se siente de perfil y comience a cantar. Ayer no tuve que afinar mucho el oído para reconocer que entonaba una letra de Jarabe de Palo: bonito, que bonito te va cuando te va bonito.

Imágenes: James Rielly.

martes, diciembre 16, 2008

Colorida oscuridad

Alguien que estuvo en Nueva York este fin de semana me cuenta que no bien se instaló en el hotel decidió encaminarse al MOMA. Tenía poco tiempo para ir de museos y no quería perderse `Los colores de la noche`, la exposición de Van Gogh que va hasta principios de enero. Oh, oh. La taquilla de la ya venerable institución de la Gran Manzana estaba totalmente vendida. Aún al término de la temporada alta de turismo, las 23 pinturas y 9 dibujos del artista holandés ocasionan tumultos. Y todavía más. Si consigues una entrada debes recorrer la sala en orden y no tardar más de lo estipulado.

Que la promoción de uno de los iconos del gran arte, haya logrado tal aceptación entre el gran público ¿es una razón para alegrarse? El tema me hace recordar las observaciones de Robert Hugues de hace más de veinte años. El crítico de origen australiano decía entonces que la motivación para ver el trabajo de Van Gogh en el Metropolitan Museum también de Nueva York, debía considerarse más un fenómeno social que el despertar de la mirada en pos de una obra plástica. A su juicio, el que la gente se arremolinara frente a los cuadros de un artista considerado a fin de cuentas, un santo secular revelaba la "insondable paradoja de ir al museo" ¿Cuál era ésta? Aquella que hacía posible que el arte famoso lograra ser tapado por el tamaño de su propio gran público.

Ya ya, circulen por favor, que la colorida oscuridad debe ser para todos...

Imagen: Exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

viernes, diciembre 12, 2008

No se descarta la interpretación



¿Será una ayuda memoria para recordar que las miradas que reflejan espíritus cultivados han sido puestas fuera de circulación? ¿Una manera neo pop de violentar en ausencia al espectador- dónde-están-sus-rostros-dónde están-? ¿Acaso un ejercicio poético de sugerencia que no descarta lo bello? Lo que fuera, la pintura como el arte en otros campos, no tendría que ahorranos una interpretación creativa...

jueves, diciembre 11, 2008

No voy a dar mayores explicaciones


Uno permanece en el mundo literario con el que se topó en su última lectura sea unas horas, unos días, o en alguna ocasión buena parte de la vida. Tomada nota de estas variaciones temporales, el personaje entrañable que hemos encontrado en el camino comienza a jugarnos una pasada. Nos acompaña incluso en la vida de todos los días. De pronto nos encontramos metidos en sus zapatos y todo es como si lo hubiera hecho él, digo el fulano digo la fulana. Tan humanos como solemos a veces olvidar que somos, logramos entonces que salgan a la luz nuestros múltiples matices. Los retazos de maneras de ser que no cuajaron acceden ahora solícitos al llamado silencioso que ha provocado en nosotros la buena lectura. No es ésta una historia gótica de múltiples personalidades, pero me he quedado con los ojos de Christopher (el post de ayer) el chico que se embarca en una investigación para descubrir no sólo quién había asesinado al perro de su vecina, sino ciertos horrores familiares. Las imágenes de Grimanesa Amorós artista peruana residente en Nueva York, me llevaron a admitirlo. No voy a dar mayores explicaciones.

Imágenes: Grimanesa Amorós.

miércoles, diciembre 10, 2008

La expresión de un rostro


Christopher, un adolescente que estudia en un colegio de niños estúpidos, aunque él mismo se dice que no debiera llamarlos estúpidos, sino chicos con problemas de aprendizaje  (lo que a su vez le resulta impropio porque quién no los tiene); descubre un día que Wellington, el perro de la vecina, ha sido asesinado y decide volverse detective para encontrar al culpable.


La sensibilidad del protagonista cercana a la personalidad de rasgos autistas envuelve al lector. Christopher se siente muy a gusto con Toby su rata doméstica y con las matemáticas. La gente en cambio, le provoca confusión, al punto que en muchas ocasiones comprende la expresión de alguien sólo mirando los dibujos de los rostros que le ha entregado en una hoja su tutora. A cada expresión le corresponde un significado. En cualquier caso, Christopher sabe calmar esos miedos y apaciguar sus ataques de cólera contra quien pretenda rozarlo siquiera, resolviendo ecuaciones de segundo grado. No necesita escribir, le basta formular las operaciones numéricas en su cabeza. Otras veces disfruta cerrando los ojos para que el mundo desaparezca y él pueda reemplazarlo por una línea roja imaginaria sobre la que se siente caminar sin riesgos.

Mark Hadddon, el autor de este relato, inglés también como J.K. Rowling la creadora de Harry Potter, ha escrito más de una decena de libros dirigidos al público infantil, pero los lauros mediáticos le han llegado solamente por "El curioso incidente del perro a medianoche", una novela que ha vendido millones de ejemplares, amén de haber sido traducida a treinta y cinco idiomas.

Me digo que resulta valedera la indicación del joven investigador para orientarse respecto al estado de ánimo de los demás. Dice: "Ahora cuando no sé que me está diciendo alguien le pregunto qué quiere decir o me marcho".

martes, diciembre 09, 2008

Revelar lo femenino

A mediados de los años sesenta, las manifestaciones artísticas tradicionales comenzaron a considerarse no sólo antiguas, sino a perder su valor como medios de expresión. Con el ánimo de reemplazarlas, aparecían sobre todo en Nueva York comportamientos ultravanguardistas que tenían como eje el cuerpo mismo del artista. La japonesa Shigeko Kubota (1937) en "Vagina Painting" aludió a la identidad femenina con provocación y descaro. Acaso incluso hasta con humor. Sus perfomances, instalaciones y videos se convirtieron en emblema de una època que decidió jugarse por la igualdad de géneros. Lo traigo del recuerdo tras visitar la muestra de la peruana Natalia Iguiñiz cuyo tema es la maternidad. El arte en torno a lo femenino, nunca deja de ser actual.



Imágenes: Shigeko Kubota (1937), Natalia Iguiñiz (1973).

lunes, diciembre 08, 2008

Cultura verdadera, aguada

Abro un correo de envío masivo que otro día habría borrado, pero el silencio de las calles me pone concesiva. ¿Será feriado también en los países vecinos? Aquí en Lima, el ocho de diciembre se celebra la fiesta religiosa de la Inmaculada Concepción de María. Es-pec-ta-cu-lar. El power point que muestra la primera imagen de Jim Warren se acompaña de una canción de los Bee Gees. La opinión de quien envía la secuencia debe ser sincera, pero no coincido con ella. Me dejo llevar por el kitsch solo cuando media una intención explícita de por medio, y sucede que Warren no introduce el kitsch de manera deliberada. Pinta así, medio daliniana, medio dulzona y medio imaginativamente.


La palabra kitch tiene origen alemán, aunque la popularizó para el inglés, el crítico Clement Greenberg en ´Vanguardia y Kitsch`, un ensayo que data de 1939. En un coleccionable, el estadounidense comienza preguntándose cómo pueden existir en una misma cultura niveles artísticos tan dispares. De un lado la cosa fácil, la copia que trata de imitar aquello que se admira o está de moda, y del otro, el producto original cultivado que provoca la experiencia estética del conocedor. Desde la publicación de Greenberg ha corrido mucha agua bajo el puente, pero voy por partes. Hoy me basta su observación cuando dice que el kitsch es cultura verdadera, pero aguada.








jueves, diciembre 04, 2008

Pasión digital



El fotográfo londinense Philip Toledano, estará presente por estos días en el festival ¨Despierta¨ del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. El encuentro que hace foco en el análisis de la influencia de la moda y la publicidad en el ánimo consumista actual, tiene en mira desmontar el criterio de éxito y banalidad que pulula en los medios. El trabajo de Toledano en esta serie de retratos se inscribe en la misma línea. Los rostros de sus personajes recrean el momento de mayor ¿gozo?, ¿extravío?, ¿sorpresa?, ¿adicción?, ¿disgusto? entre el humano y el juego digital que lo apasiona.

miércoles, diciembre 03, 2008

Cuerpos pintados

Antes que anatomías mutiladas, violentadas por la suciedad y los residuos, o, puestas en ataúdes sino en bolsitas según la fantasía más oscura de un militar que parece jactarse de circunscribir su oficio a aquello de para matar he sido instruído (ay, dicha fantasía salió de boca de Edwin Donayre comandante general del Ejército peruano), los cuerpos pintados del chileno Roberto Edwards, reafirman la estética de lo bello como tendencia del arte contemporáneo. En la última década y hasta el 2003, el fotógrafo sureño paseó su muestra `Cuerpos pintados por 45 artistas chilenos` en distintos países del continente. A Lima juraría que no llegó, si lo hiciera tal vez podría hacer presente que el arte hace la imaginación (ojalá el amor) y no la guerra.

Imágenes: Roberto Edwards.

martes, diciembre 02, 2008

Cuando la boca manda

Son mujeres a las que el consumo de distintos productos, pastillas de chocolate, tortas, polvos de dieta, o algodón acaramelado, ha colocado al borde mismo del suicidio. La fotógrafa mexicana Daniela Edberg (1975) ha montado sus escenarios en torno a la bulimia, una enfermedad que se enlaza a la visión del mundo como supermercado. El deseo de cada protagonista es modulado por el mensaje publicitario de la oralidad y entonces la boca manda. Es el caso de la bulímica que quiere hacerse notar socialmente a través de su delgadez y su atractivo físico, pero algo le falla en el camino. El cuerpo cae doblegado por el peso real de aquello que la agobia: la baja autoestima. El ciclo atracones-purga enrumba entonces hacia la muerte.
















lunes, diciembre 01, 2008

Pasar la página

Cada cierto tiempo, se me ocurre dividir el mundo en dos grupos. El que conforman quienes mantienen determinada actitud frente a la idea  A, y el que habitan aquellos que optan por el punto de vista contrario,  B. La línea imaginaria que separa ambos grupos funciona como un recurso para incluirme en uno u otro lado. Hablo de mi último juego, porque el asunto es ciertamente  una manera de complacer a la niña de adentro. Igual al hecho que de tanto en tanto nos haga un guiño para tratar de entender las cosas a la manera infantil. Según estos pequeños seres, las cosas deben ser blancas o negras, buenas o malas, bonitas o feas etc.

La idea esta vez, tiene que ver con el estilo personal para resolver una situación grupal difícil. Es así entonces que los del lado A, aunque fuera con incomodidad y turbación, se detienen ante los hechos para desmenuzarlos, mientras que los del lado B los desatienden al punto de decirse aquí no ha pasado nada. Acto seguido dejan de hablar ( y de pensar según aseguran) en el asunto. Su elección es lo que ellos mismos llaman, pasar la página.

Mis personajes evidentemente se enfrentan y sintiéndome yo parte del mundo A, los observo en este caso, sin querer pasar la página. Lo mejor que podría ocurrir con los de B me digo, sería suscribir la línea del poema de Rene Daumal, a los misterios algunas flores. A los del lado A en cambio, les atribuyo otro verso del mismo Daumal, a los que no me creen la locura por la música. He aquí sin embargo, que el entorno de mi juego, siempre más complejo que la figura A y B, me hace sonreir ante los recursos a los que podemos echar mano para sobrellevar los desencuentros.

Imagen: Fabian Laghi.