viernes, junio 12, 2009

Vida alrededor

Según algunos, basta estar vivo para dar por descontado que la vida va y viene a su alrededor. No figura por lo mismo en los ítems de una conversación usual, hacer notar expresamente ese estado del organismo que es la vida. De mi parte, suelo acusar recibo de estar viva cuando algo logra hacerme sentir particularmente involucrada. Podría decir también conmovida, como me ocurrió al escuchar de boca de un médico joven, el diálogo que mantuvo con uno de sus pacientes. Éste último, un hombre mayor se había fracturado una pierna y estaba hospitalizado en una clínica a la espera de ser operado. El médico que pasaba visita, había entrado a su cuarto para preguntarle cómo estaba y si había algo que le hubiera molestado en las últimas horas. La respuesta fue poco usual. Más bien doctor, dígame usted cómo me encuentro. Desde la tarde de ayer no sé bien quién he sido. Sé en cambio que en algo he trabajado, pero no recuerdo en qué. Me gustaría saber cuál ha sido mi profesión. El médico se tomó el tiempo para dialogar. Acompañó al paciente, valorando su peculiar capacidad para referirse a lo que le ocurría. Fue todo un indicio para pensar que se trataba de un problema de pérdida de memoria temporal, antes que de una demencia por razones de edad. La situación podía deberse a la ansiedad que suele preceder una operación, o al efecto de algún medicamento, sin descartar que tales acontecimientos le llegaban en plena vejez. El joven doctor me comentó que el anciano le pareció un hombre de una inteligencia singular. No recordar no es igual que no pensar. En cuanto a mí como decía, el relato me hizo sentir viva. Paradójico como tantas cosas, si se tiene en cuenta que la vida del paciente, como hombre mayor, iba camino de apagarse.

2 comentarios:

mariellatagle@hotmail.com dijo...

Realmente, viendo cómo estála gente en torno nuestro,podemos agradecer a Dios por la vida que El nos da y por hacernos sentir vivos día a día

Es un poco lo que te ha sucedido a tí luego de la experiencia de este médico joven, que dicho sea de paso, se asemeja muchísimo a mi sobrino.

Suerte!

Lichi Garland dijo...

Pensar y conmoverse no son verbos tan ajenos.