viernes, noviembre 30, 2007
Detrás de las nubes
jueves, noviembre 29, 2007
Hazañas visuales
La escultura dejó de estar vinculada hace ya más de medio siglo al verbo esculpir para convertirse, según el crítico Clement Greenberg, en una actividad más cercana al hecho de construir, armar, montar o disponer. Estas hazañas en madera y metal de Martin Puryear parecen confirmarlo. Una primera sensación es la de colocar al espectador en la situación de evocar más allá de la tradición conocida en Occidente. Una amiga que ha regresado de Nueva York y estuvo en el MOMA donde se exhibe el trabajo de Puryear, me decía que además de asombro ante formas trabajadas con una técnica prolija, estas moles inspiraban una refrescante pureza. Otro crítico, Enrique Juncosa, ha dicho que el trabajo del afroamericano nada dice a quien lo observa con impaciencia. Si transmite algo es un quién sabe qué ubicable dentro de nosostros mismos. Se me ocurre que quizás sus obras funcionan como el señuelo de un hechicero que ha descubierto algún secreto en la materia.
miércoles, noviembre 28, 2007
La amenaza telefónica
Tan sólo ir en busca de un lugar libre de la amenaza telefónica, pude recordar que iba a colgar las imágenes de Martín Puryear escultor afroamericano, que por estos días expone en el MOMA. Mañana continúo, ahora quisiera saber que hacer para librarme de estas tensas intervenciones sonoras.
Imagen: Martín Puryear.
martes, noviembre 27, 2007
La más profunda anestesia
´Edukadores, una película alemana estrenada el 2005, me hizo pensar en los ideales que se esfuman con el paso de los años. Los personajes son tres jóvenes que viven en el globalizado mundo de hoy aunque imbuídos de un romanticismo que recuerda el de los años sesenta. Sus trangresiones no implican violencia, pero están tipificados como delitos contra la propiedad privada. Por las noches ingresan furtivamente a las casas de gente con mucho dinero sabiendo de antemano que han salido de vacaciones. El propósito no es robarles sino revolver sus enseres. Los adornos se trasladan al refrigerador o los muebles a la piscina para recordar a los habitantes del pequeño palacio que tienen demasiado y asustarlos. Acaso es la manera en que les toca rendir cuentas a los Edukadores, nombre con el que se identifica la célula revolucionaria. Las cosas caminan sin tropiezos hasta que deciden secuestrar al propietario de la casa que habían allanado. El dueño ha regresado antes de lo previsto y los descubre. Huyen entonces hacia una cabaña en las montañas donde en los días sucesivos tendrán la oportunidad de enterarse de aspectos de la juventud de su rehén, un empresario en sus cincuenta cuyo ingreso anual bordea los tres millones y medio de euros. El individuo había militado en los sucesos de mayo del 68 y al igual que los líderes del movimiento estudiantil de ese entonces, había participado de sus consignas. Por mencionar algunas: "Seamos realistas, pidamos lo imposible", "La humanidad no será feliz hasta el día que el último burócrata sea ahorcado con las tripas del último capitalista". ¿Qué le había ocurrido? El empresario se confiesa a sus secuestradores. Entre las deudas que se contraen, los pagos que generan nuevas deudas y que exigen a su vez mayores ingresos uno se convierte en cautivo de aquel a quien hubiera deseado confrontar en su juventud revolucionaria. Me sorprendió la vigencia de la utopía en estos jóvenes alemanes. No tanto su urgencia de brindar al prójimo indiferente una educación desesperada. Menos todavía, ese cambio de intereses en la madurez. De la preocupación por lo que sucede en el mundo a la más profunda anestesia. ¿Se encontrará alguna vez manera de prevenir tal descalabro? L atraducción del escrito en la parede de la foto es: "cada corazón es una célula revolucionaria".
lunes, noviembre 26, 2007
Perseguidor y perseguido
viernes, noviembre 23, 2007
Ocuparse de volar
jueves, noviembre 22, 2007
Un angelito y un demonio
miércoles, noviembre 21, 2007
Fútbol, kitsch y masoquismo
A lo que voy. La parte kitsch del fútbol en el Perú, es negar la posibilidad de perder. Curioso que así como se anhela ganar y aún sin victorias reales, el kitsch del éxito venda. Una goleada como la de hoy tiende a verse como catástrofe. No tenemos pundonor se dice, pero basta pensar en el siguiente partido para hacer renacer una esperanza extraviada. Ahora sí nos sonreirá la suerte, se vuelve a lo mismo considerando que en el fondo si tenemos el "yonosequé" de los vencedores. Un raciocinio sin lógica y con sentimientos que hablan de desaliento, frustraciones y falta de criterio para manejarlos.
El grito anti kitsch conlleva rescatar la posibilidad de perder. Ni es malo ni queda fuera de las reglas de un juego que hayan ganadores y perdedores. ¿La vida no nos enseña lo mismo? Las autoridades están llamadas a alentar la actividad deportiva, en particular el fútbol, ideando metas, plazos e incentivos. Se necesita un mapa para ubicar el deporte de multitudes, como se llama al fútbol, en nuestra cotidianeidad. Saldrá entonces sobrando eso de movernos en un círculo kitsch y masoquista. Un goce perverso que sólo quiere saber de triunfos, como la peor publicidad.
Imagen: Yves Klein
martes, noviembre 20, 2007
La curiosidad del día siguiente
Marta Zatonyi, autora de una antología sobre la estética, se refiere a la vigencia de Sherezade. Dice que la obra nos enseña sobre nosotros mismos, criaturas humanas que cuando nos ponemos en plan de creación debemos conservar la curiosidad para el día siguiente. Nos anima entonces en sus palabras, "el anhelo de aquello que no tenemos, de aquello que no sabemos".
Me seduce la agudeza de Zatonyi, hechicera también a su modo como Sherezade cuando recuerda la felicidad que nos produce descubrir algo desconocido. Incluso "el placer de no entender y de tener la plena convicción de que vale la pena pelear por penetrar en las profundidades".
Constatamos que a veces toca experimentar dolor. Resulta que aquello en lo que creíamos con fervor ha perdido sentido y que lo que llega para reemplazarlo, antes que una idea acabada y salvadora, no es sino una incertidumbre. Para Zatonyi confiar en el lado poético de la existencia es una ayuda para tomar eso que viene como una bella incertidumbre.
Habría que confiar además digo yo, en que un cuento trae otro cuento.
Imagen: Richard Lindner
lunes, noviembre 19, 2007
Comenzar de cero
Al dejar el café tomo un taxi rumbo al centro de la ciudad y la conversación del conductor me hace ratificar que los choferes de Buenos Aires me tienen chocá, para decirlo con acento caribeño. Cada vez que he subido a un vehículo público me han hecho preguntas sobre la ruta que debían elegir para llegar a destino. ¿Y yo qué sé? me ha provocado responder, pero sólo he levantado los hombros. Será que no luzco demasiado extranjera, qué será.
Un rato más y detenerme en los sonidos de algunos nombres comerciales, "¿Cómo quieres que te quiera?", "Te mataré Ramírez" o "Besar es bueno". Ver en distintas calles a peatones en ropa de ejercicio y las ganas de preguntarles dónde queda el gimansio....
Un viaje da oportunidad de examinar las formas a las que el entorno habitual nos somete. Uno se da cuenta de que no espera acontecimientos porque el oído se afina a todo lo que nos sucede, hasta los mínimos detalles. Podemos entonces confirmar que vivimos, acaso con la sensación de que comenzamos de cero.
A recordar un poema de Fernando Pessoa:
"El misterio de las cosas, ¿dónde está?
¿Dónde está que no aparece
por lo menos para mostrarnos que es un misterio?
(...) Sí he aquí lo que mis sentidos han aprendido solos:
las cosas no tienen significación: tienen existencia.
Las cosas son el único sentido oculto de las cosas"
sábado, noviembre 17, 2007
Detrás del turquesa
Infaltable la nota sobre el pedazo de paraíso que se dice soñamos incorporar a la agenda anual. Una combinación perfecta de lugares históricos, sol, mar y fiestas. Se trata si no, de practicar el arte de no hacer nada. La imagen sugerida es una hamaca con la garantía de que mientras uno se mece, pequeños tumbos marinos vendrán a desovillarse en la orilla. Agréguense los matices azul turquesa en el horizonte que cumplirán como sedantes en un ambiente de lujo y voluptuosidad, ni más ni menos que como reza el titulo de una pintura de Matisse.
Otro artículo y digan ustedes si encuentran suculento el tema de las nuevas clasificaciones. Iniciado el siglo XXI no basta decir un café. Hay que agregar ; frappuccino moca, caramelo o decaf. Pasa lo mismo con la lechuga, que puede ser hidropónica, orgánica o envasada. Hablemos del agua, que ahora la hay con o sin gas, saborizada, mineral, nunca del caño. ¡Actualícese consumidor/a!
En fin, el sol, el mar la arena y tú, a más de la neofilia para identificar los nuevos placeres de comidas y bebidas, cuando oí el anuncio de aterrizaje en el aeropuerto de Ezeiza. Qué me dirá Buenos Aires esta vez, pensé subida ya a un taxi. ¿Me asaltará el temor de que me cobren más por el recorrido? Ah, más sencillo sería eso del sol el mar, la hamaca y tú...el color turquesa.
No creo que sea tanto el gusto por descansar en la naturaleza, sino la necesidad de hacer una pausa a nuestra persistente desconfianza.
Imagen: Flor metálica, Buenos Aires.
jueves, noviembre 15, 2007
Licencia para evadirse
Para la autora, la creación era como un juego. Apenas notaba cierto aburrimiento, el trabajo iba a ella. Aparecía el germen de la idea de un relato que la llevaba a sumergirse en un mundo más interesante. Su quehacer como escritora era a fin de cuentas un esfuerzo divertido.
En mi caso cubrir estas líneas funciona y con más claridad hoy, como una licencia para evadirse. Opino que habría que redimir la palabra y con las mismas ubicarla fuera del rincón de los términos mal vistos. ¿Por qué no dar también a evadir, el sentido de juego?
miércoles, noviembre 14, 2007
Un libro en el supermercado
Me decepcionó el lenguaje poco ágil del texto, así como su vagabundeo en los meandros de la filosofia, dígase Descartes, Kant y Hegel antes de abordar el tema del cambio social. A considerar que el índice opere como un adormecedor para una mente que termina de vérselas con la compra de verduras, pollo y detergente. Sobre todo después de subir las compras al carro, para a los minutos tener que descargarlas en el propio refrigerador. ¿Quién deja un libro así en un entorno tan cotidiano?
Con una mente menos doméstica, logré al día siguiente revisar el mencionado libro pero no obtuve mejores resultados. Señala el autor que en nuestro medio predominan la desconfianza, el cinismo y la intransigencia. Un amasijo de sentimientos que pasan por sentido común, pero que en realidad revelan baja autoestima, sensación de fracaso y frustración.
¡Vaya! La primera sección del libro (confieso que hice a un lado la posibilidad de leer las tres partes restantes) termina con una invitación a liderar la transformación social. La vía es actuar integradamente, respetar la diversidad, reconocer y premiar las buenas acciones y generar un nuevo sentido común. Frases que suman buenos deseos, pero dada la forma de expresarlas no motivan.
La mejor parte se condensa en la descripción de situaciones llenas de violencia que vivimos, las cuales parecen guiarse por la expresión: "el que puede, puede". Dice el autor: "(...) no le dieron trabajo porque es indígena; los huelguistas toman la calle y paralizan la ciudad porque su reclamo está por encima de las necesidades de otros; me paso la luz roja porque yo soy muy importante y debo llegar a una reunión (aunque esto no sea cierto); el juez me da la razón porque negocio con él, no porque la tenga; el policía no le impone una multa aunque se pasó la luz roja porque le dio una coima; el congresista presenta un proyecto de ley sin consultar con los interesados; la chica se acuesta con el profesor para aprobar de año".
Que pena que no sólo la ciudad oculta se refleje en el libro. También el descuido del autor para ignorar el tipo de lectura que puede contribuir a pensar al lector, en particular a aquel que recorre un supermercado.
Imagen: Keith Haring.
martes, noviembre 13, 2007
¿Yo señor?
El tema de la música es producto de la reciente publicación del libro de Giovannni Pala "La música escondida". Sin embargo la hipótesis no estaría tan alejada de los planteamientos formulados por Leonardo en sus escritos. Al decir de Pietro Marani, académico que ha estudiado los folios de da Vinci depositados en la biblioteca del castillo de Windsor, el hombre del Renacimiento solía comparar la difusión del sonido con la de los rayos visuales.
A ojos vistas las especulaciones van y vienen en torno a las obras maestras. Es evidente que las disfrutamos porque alimentan nuestro imaginario; sin descartar que transforman en entretenida leyenda cualquier asomo de sesuda interrogación sobre el sentido de la existencia humana.
Por mi parte doy fe de que el fresco en la pared de la iglesia milanesa donde estuve hace poco, así como las imágenes de algunos textos que revisé a mi paso por Milán, son menos claras que la que ofrece www. altadefinizioni.com. Por lo mismo las he utilizado aquí, sometiéndolas incluso al doctor photoshop.
Agrego que la emoción de lograr el boleto para ver el fresco, me resultó tan intensa como la sensación de ingresar al refectorio. Allí delante de "La última cena," donde no habían más de venticinco visitantes incluída la guía, me pregunté por las afortunadas circunstancias que me habían permitido formar parte de una estadística. Desde 1999 sólo trescientas mil personas al año logran ver durante quince minutos la obra de Leonardo. Más de veinte años duró su restauración.
Si en virtud de alguna profecía hubiera sido advertida hace unos años de que estaría ante la óbra de Leonardo, habría usado en otro sentido la pregunta de la traición: ¿Yo señor?
lunes, noviembre 12, 2007
Norman Mailer, un maestro del estilo
viernes, noviembre 09, 2007
Crear atmósferas
Su verdadera agudeza sale a relucir sin embargo, cuando se detiene en el fotógrafo. Una imagen dice, no sólo evidencia lo que hay, sino lo que un individuo ve. No es pues, "qué buena foto" o "qué igualito o igualita que estás". Concordamos o no con el resultado de la toma, si sintonizamos con quien la hizo. Nosotros mismos como fotógrafos, podemos intuir si captamos o no al personaje o escena elegidos tal como los percibimos.
jueves, noviembre 08, 2007
Un poco de suspenso
miércoles, noviembre 07, 2007
Los mundos que nos habitan
martes, noviembre 06, 2007
Puertas en el muro
También crítico de arte, afirmaba Huxley que la luz de ciertos paisajes cumplían con transportarnos a las remotas regiones del divino No-Yo. Precisamente por su fulgor, recomendaba andar con cuidado. Una prolongada estadía en los paraísos de la experiencia visionaria significaba peligro. ¿La razón primordial? Antes que contemplativos, estar atareados era la ley de nuestro ser.
Podría decirse que en virtud de una confianza ajena al miedo, Huxley no vivió sino visiones bienaventuradas. Muy distintas a las alucinaciones de los esquizofrénicos a los que mencionó en otro de sus libros: "Cielo e infierno" (1956). El sufrimiento de la locura les hace rogar volver alguna vez a la tranquilizadora trivialidad de la experiencia cotidiana. A los esquizofrénicos decía Huxley, hasta el cielo les parece aterrador.
Las creencias del escritor no sólo continuaron a lo largo de su vida, en su lecho de muerte Huxley pidió a su segunda esposa que le administrara una dosis de LSD, químico que en virtud de su recorrido le inspiraba mayor simpatía que cualquier sedante. En este caso las puertas que al decir del visionario solemos buscar para aligerar el muro que habitamos, no serían de vaivén. Extraño pensar en su deseo de administrarse una psicodelia de ida no más...
Imagen: William Blake.
lunes, noviembre 05, 2007
El valor de lo cotidiano
viernes, noviembre 02, 2007
Miserable milagro
En Bangkok la metaanfetamina es conocida como Yaba, la droga loca. Al decir de los tailandeses entrevistados, el consumo de Yaba está asociado a una resistencia física extraordinaria, al punto que hay quienes trabajan dos días seguidos para obtener mayores ingresos. Trabajo se considera aquí tanto el del pintor de paredes como el de la prostituta, mujeres que vienen de los alrededores de Bangkok y necesitan enviar los recursos que obtienen en la capital a sus familias.
En cualquier caso, sea para experimentar placer o una suerte de invulnerabilidad frente al cansancio y en general frente a las debilidades humanas, asocié el tema a la conducta de todo agresor. La personalidad que forja el adicto me recordó en primer lugar a la del joven catalán al que me refería ayer. A continuación sin embargo, lo relacioné con el deseo de trabajar, acaso de crear y dar nacimiento a la propia obra, motivado malamente por el afán de obtener el mayor rendimiento.
Luego recordé el nombre de Henri Michaux (1899-1984), autor belga nacionalizado francés que se dedicó a a explorar en sí mismo el consumo de drogas. "El miserable milagro" es el título de uno de sus libros, dedicado a la mescalina. El párrafo a continuación es más bien de "Las grandes pruebas del espíritu".
Al igual que el cuerpo (sus órganos y funciones) fue principalmente conocido y desvelado, no gracias a las proezas de los fuertes, sino gracias a los conflictos de los débiles, de los enfermos, de los tarados, de los heridos (puesto que la salud es silenciosa y fuente de esa impresión inmensamente errónea de que todo es miel sobre hojuelas), así también las perturbaciones del espíritu y sus disfuncionamientos serán mis maestros. Más que el demasiado excelente «saber pensar» de los metafísicos, lo que verdaderamente está llamado a «descubrirnos» son las demencias, los retrasamientos, los delirios, los éxtasis y agonías, el «ya no saber pensar».
Imagen: Jennifer Bartlet
jueves, noviembre 01, 2007
DesOkupa
Manuel Morales de Val también español, llama en cambio a reflexión sobre el hecho como un sentir grupal. Considera que ese tipo de agresión todavía un fenómeno poco conocido, comienza a cobrar auge entre jóvenes catalanes y vascos que defienden su singularidad étnica y cultural. Lo suyo es reclamar el derecho a ser sólo ellos los que habiten su territorio, reivindicación que sorprendemente asocian a la defensa del ecologismo y la antiglobalización. Se agitan en esas aguas al decir de Morales de Val, una cerrada defensa a la raza blanca heredera del nazismo más puro, a la vez que la exaltación romántica de la vida del Che Guevara. Estamos en suma ante un surtido coktail ideológico cuyos ingredientes principales son el izquierdismo y el anarquismo.
Me viene a la cabeza el término Okupa nacido en España hace unas décadas para identificar el derecho de tomar posesión de viviendas abandonadas. Los medios comenzaron a referirse al Movimiento Okupa cada vez que se producía la apropiación de un edificio deshabitado con la intención de usarlo como vivienda o lugar de reunión. Lejos de autoidentificar el hecho como un delito, los okupas querían ver en su acción un acto reivindicativo de evidente raigambre anarquista. No era justo que un sistema aceptara propietarios que no poseían en realidad sus propiedades, la prueba es que las dejaban de lado; y que hubiera en cambio otros que no tenían sino la ruta de la hipoteca para conseguir una vivienda o local.
Me pregunto si es lo que ocurre con tantos jóvenes que no encuentran en ellos sino violencia para sentirse a sí mismos y dar a entender a otros que tienen un lugar en la sociedad. Como si en sus años tempranos no hubieran sido habitados por quienes los criaron y por su entorno, resuelven echar mano a los impulsos más primitivos para "okuparse". Nada puede ser más doloroso que el vacío, de allí el fervor de la okupassion.
Desokuparse es correr el riesgo de experimentar un dolor muy intenso, pero también el camino de poblar nuestro interior con más Eros que Tanatos. Se puede.
Imagen: Anish Kapoor.