lunes, marzo 29, 2010

El arrullo del mar




A punto del cierre de la temporada veraniega 2010, acabo de darme con una foto. Fue tomada hace dos años, también a fines de marzo, en una playa al sur de Lima. Me llamó la atención la actitud despreocupada de la mujer. Su mano puesta sobre el bebe que cuida. Qué manera tan poco local de disfrutar de un espacio público me dije. Tiene pinta de europea, estadounidense o australiana. De ningún modo aparenta ser limeña y menos mazamorrera. Me detuve en el tono blanco de su piel y en el color rojo del coche. En el cuidado prodigado a un nuevo ser por parte de una madre biológica o quién sabe adoptiva. Nadie te lleva de aquí dice con su gesto, pero démonos un descanso. Sólo eso. Un descanso arrullado por la brisa del mar. Como si la mujer expresara sin proponérselo, la responsabilidad placentera de cuidar a alguien que crece. Ni siquiera por un segundo hace suponer que se trata de una tarea pesada.

jueves, marzo 25, 2010

Vulnerables y qué

Preguntarse por una frase escuchada durante la infancia. Detenerse a examinar el ropaje de una idea que llegó a nosotros convertida en un estímulo sonoro nos acompañó un buen trecho de la vida. ¿Y qué con las imágenes? Un niño está expuesto a su cerebro, ávido de impresiones. Boris Cyrulnik se refiere a las heridas de la existencia: ´La mejor protección consiste tanto en tratar de eludir los golpes que destruyen como en evitar protegerse demasiado´. La pregunta que sigue: ¿Una vez detectada la vulnerabilidad, el desgarro, el trauma, habrá remedio? Cyrulnik afirma que se puede descubrir en uno mismo y en el ambiente que nos rodea algunos medios para volver a la vida, conservando al mismo tiempo en la memoria el recuerdo de la herida. A esta capacidad la llama resiliencia.

martes, marzo 16, 2010

¿A reventar el mundo?

Lugar, el Centro Cultural de España. Fecha, el domingo último. Acción, un puesta en escena de danza contemporánea en la que una docena de mujeres jóvenes se manifestaba en contra de la gestión masculina del planeta. El grupo de la bailarina y poeta Morella Petrozzi apuntaba una vez más a la otra orilla de casi todo. Una foto del violador austriaco Josef Fritzl ubicada en uno de los pasillos del teatro y la gigantografía del sótano del terror, como llamó la prensa a la habitación donde el fulano mantuvo secuestrada a su hija a lo largo de venticuatro años, presidían ´Sa-V-en, Tienen ojos y no ven que no-ven´. La pieza tiene música rapeada, ritmo y el predicamento de cuatro bailarinas incluida Morella. Las otras jóvenes se dedican a expresar su ideario feminista en una serie de frases potentes. La de mayor fuerza se oye al término de la obra: ¡Hasta reventar el mundo! dicen al unísono y con un brazo en alto. Vaya. Nos consta que el movimiento feminista ha obtenido logros políticos desde su emergencia en los años sesenta. ¿Por qué entonces esa vuelta a romper electrodomésticos, prescindir del sostén y tijeretear salchichas que evocan penes? Morella no concede un milímetro, me decía a mí misma en un extraño estado de calma. Sus coprotagonistas la acompañan con entrega y carisma. Si quieren un comentario: me gustó el movimiento de Sa-V-en y que estuviera concebida como una pieza que mantiene la atención del espectador. Bien por eso, pero no me sumo a maneras monotemáticas de ver el mundo. Más que reventar un planeta que como los otros siete del sistema orbita, calentándose y todo, en torno a su estrella el sol; me inclino por un intercambio de experiencias. Pongamos como tema el oxígeno. Yo respiro así. Dime cómo respiras tú.

lunes, marzo 08, 2010

Fantasmas en diálogo



´Lo que otros no ven´ primera novela de Sylvia Núñez del Arco, describe un par de situaciones en los que Lucía a punto de cumplir veinte años, comparte el swing de su generación con Manuel, un tipo con edad como para ser su padre. Me interesó el nombre de un rockero: Mika y bajé de la Red su sencillo ´Grace Kelly´ que acabo de escuchar. Ajá. Pero la autora apunta al ojo y no al oído del lector. Desde el título da a entender su preocupación por las retinas desatentas de padres, profesores y en general del sector acomodado en que se mueve. Su afán superlativo es hacer cumplir normas. Simulan estar  adaptados a un mundo de convenciones con el que incluso ellos mismos no están satisfechos. Serían menos ciegos si disminuyen su afán de reprimir y censurar. Manifestaran por ejemplo, mayor interés por la subjetividad y el mundo interior. Habría que considerar que la fórmula institucional del momento, refrendada por los medios de comunicación para todos los sectores sociales, aquella de no te compliques y ¡apunta al éxito!, es de tan dudosa como una moneda limada. Por lo demás, hay ritmo en los diálogos de la novela y verosimilitud en el desconcierto de la protagonista que se lanza a vivir su confusión. Del lado de la psicología, Lucía evidencia sensibilidad y criterio al analizar a Manuel Lindley. Dice: “Manuel, ese hombre que se presenta en la televisión como alguien divertido, gracioso y ágil, que esconde mucha tristeza e inseguridad en el fondo. Ese hombre que cuando hay un lente frente a él se transforma y suelta frases llenas de convencimiento. Un hombre con varias personalidades. Alguien que escribe cosas crudas y crueles cuando algo le duele, y a pesar de eso, no puede librarse de los fantasmas de su pasado”. Ojalá que al encontrar sentido a su quehacer de escritora, Sylvia logre aquietar esos fantasmas que nos acompañan a todos. Hasta se puede entablar un diálogo con ellos...
 
Imagen: Henry Fuseli.

lunes, marzo 01, 2010

Alarma en la costa

¿Aló, qué ocurre? Un número sorprendente de veraneantes al sur de Lima recibió la madrugada de este último sábado, una comunicación alarmante. Un terremoto en Chile hacía temer la llegada de un tsunami al suelo peruano. ¿Queeé? El sueño ligero que había hecho posible escuchar el timbre del celular ubicado sobre la mesita de noche, se transformó en un estado de vigilia confusa. Había indicación de  evacuar pero nadie decía adónde. Se entienden las razones. La voz al otro lado del teléfono, aunque llena de buenas intenciones, no provenía del Instituto de Defensa Civil, el Instituto Geofísico del Perú o una Capitanía de puerto. Era alguien que se amanecía en alguna discoteca de Asia en el kilómetro noventa y nueve, o que había sido alertado por otro comensal de uno de los locales que habían cerrado. La cadena de voces se había extendido al parecer, tras un aviso de la tv. cuyo origen era la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina. ¿La difusión de la noticia fue apresurada? He escuchado versiones de quienes buscaron refugio en la parte alta de la playa del club Regatas, en la zona rural de Azpitia y hasta la de quienes se dirigieron directamente a Lima. Los menos encendieron la tv. y tras buscar noticias en el cable optaron por comprobar el estado del mar. Éste se había retirado apenas, así que su decisión fue permanecer en casa. Otro razonamiento que calmó fue recordar que en agosto del 2007 no había ocurrido tal avalancha de agua fuera del epicentro del terremoto, es decir en Pisco a doscientos kilómetros de Lima. El fin de la historia es que los evacuados volvieron a casa cuando se descartó la posibilidad.  Diré que expresar nuestra solidaridad con Chile y su población afectada no exime de buscar la manera de ponernos a salvaguarda de tales desastres. Urge atender el llamado del Presidente del Instituto Geofísico del Perú para adquirir un equipo que permita la detección de tsunamis por conexión satelital. La solicitud está entrampada en el Congreso como si nuestros representantes fueran ajenos al razonamiento de la prevención. Es posible que para ellos baste el juego del teléfono malogrado. Y una más. ¿Cuál es la escala de jerarquías en materia de instituciones oficiales para comunicar al ciudadano la necesidad de evacuar una zona en peligro?
 



Imagen: Hokusai.