viernes, septiembre 28, 2007

Echar de menos el color

Se dice que R. B. Kitaj (1932) el pintor es intenso, áspero, ácido, difícil de interpretar, oscuro, pretencioso e intelectual. ¿Algo que le falte para ser visto como un pez fuera del agua en estos tiempos de seducción? El pintor estadounidense tiene sin embargo una inclinación a los colores planos con los que hace sentir el mundo iluminado. Una necesidad particular para los limeños que en lo que va del prolongado invierno no sabemos hasta ahora más que de cielo gris y frío.

Hay que agregar que cuando el artista usa su pincel frente a modelos y deja de lado los jeroglíficos, conmueve. Al decir del crítico Robert Hugues su trazo no sólo recuerda a Degas. A inicios de los ochenta, R.B. Kitaj dibujaba mejor que ningún otro artista vivo. Miren ustedes a Mary Ann aquí abajo.

jueves, septiembre 27, 2007

Preocupaciones narcicistas


Una idea singular de Freud sobre el encanto que suelen irradiar las personalidades narcisistas, es sostener que nos atraen al actuar como si fueran niños. Lo suyo es darnos a entender que primero son ellos, segundo ellos y por siempre ellos. La gente menuda hace igual, se entregan al juego como si no necesitaran a nadie.

Uno lee dos veces la afirmación de Freud, diciéndose que la experiencia demuestra lo contrario. La persona que busca convertirse en el centro de las miradas cansa. Se ve que Freud se refería a un sentir más allá de lo manifiesto, porque continúa señalando que también el humorista e incluso la personalidad criminal que describe la literatura, destilan encanto por la misma razón.

Parecen mantener protegido su Yo de todo lo que pudiera afectarlo o empequeñecerlo. En realidad los envidiamos por su habilidad para preservar un estado psíquico que añoramos, pero que ha sido necesario dejar de lado al iniciar el camino hacia la madurez.

Es justo calificar pues, a quienes tienen preocupaciones narcicistas, como personas infantiles. Y es también paradójico que las envidiemos, aunque sabemos que tendríamos que mirarlas compasivamente. Si no pueden entrar a la vida en pos del encuentro con el otro, es porque miran solamente su propio rostro reflejado en el agua.

Aburrido, ¿no?, y compleja nuestra psique que envidia lo no envidiable.

Imagen: Asger Jorn

miércoles, septiembre 26, 2007

Plegarias atendidas

Nada es más difícil de atender que las plegarias atendidas dice Truman Capote en "Plegarias atendidas". Su ironía repite a Santa Teresa  para quien mejores eran los ruegos sin cumplir.  Y sucede. Algunas veces las ilusiones que se cumplen acarrean el sin sentido. Entonces con los ojos llenos lágrimas, toca enfrentar el vacío. Acaso rogar que vuelva el deseo de seguir rezando.

Imagen: Lichtenstein

martes, septiembre 25, 2007

Engañar a un artista


Hay días como el de ayer, poco vitales. Hoy en cambio, no voy a quejarme en materia de creatividad. Me puse a buscar la cita exacta sobre dos famosos pintores de la antiguedad, Zeuxis y Parrasio, en un texto de Gombrich y ¡la encontré!

Recordaba que había sido Plinio el historiador que hablaba de Zeuxis, célebre porque había pintado unas uvas tan vívidas que unos pájaros engañados por el parecido con las uvas reales, habían querido picotearlas. La parte del relato que me faltaba era sobre Parrasio antagonista de Zeuxis. El caso es que Parrasio lleva a Zeuxis a su taller para mostrarle su propia obra y lo primero que hace Zeuxis es intentar levantar la cortina que cubría el panel de la entrada, dándose con que no era real sino pintada.

Vaya, en un gesto acorde con lo sucedido, Zeuxis reconoció entonces a Parrasio como el primer creador de ilusiones, ya que había logrado engañar no sólo a unos pájaros sino a un artista.
Imagen: Istvan Orosz

lunes, septiembre 24, 2007

Recargas posmodernas

Pensaba ayer que uno va a la cama a acostarse y antes de cerrar los ojos usa sus últimas energías para conectar el celular, también agotado por la jornada. Duerme el humano y se recarga la tecnología. La diferencia es que uno ha de soñar lo vivido y el móvil sólo debe recibir una carga para mantener su disponibilidad al día siguiente.

¿No les pasa a ustedes que a veces ocurre lo contrario? A las seis de la mañana el celular manda una alarma que parece nacida de su propia creatividad. ¿Por qué se activa el reloj calendario si yo no lo hice?, ¿cómo se encendió mi canción ring-ring que reemplaza el sonido de crazy frog?

Levantarse a veces en cero, con ansiedad y demandas que poco reflejan el supuesto reparador descanso nocturno mientras el móvil bien gracias. Parece haberse apropiado de la vitalidad que nos falta.
Imagen:Istvan Orosz.

viernes, septiembre 21, 2007

Decirlo todo

Al oir hablar a una mujer un tanto ajena a mi entorno, me llamó la atención su entusiasmo para transmitir a los demás, eramos tres sus oyentes, que ella era muy franca y que por lo mismo no se guardaba nada. A continuación dio a entender sin embargo, que sufría a veces por haber asumido lo que a sus ojos era el heroísmo de decir la verdad a los demás.

Dudé un momento si hacer el intento de hacer contacto con su psique para intentar aliviarla del peso de unos conceptos mal hilvanados. No creo tener la verdad de nada en particular, pero sí el afán de analizar las cosas. Tras unos minutos preferí despedirme. Si alguien no confronta sus ideas con el ánimo de escuchar otras distintas es imposible pensar que ocurra un diálogo y menos que se produzca siquiera un preámbulo para reacomodar ideas.

Pienso que es importante comprender que no todo puede o debe decirse, y que eso nada tiene que ver con la franqueza. Uno puede tantear el rumbo que ha de tomar la comunicación e intuir incluso aquello que puede entrar en el sistema de ideas de nuestro potencial interlocutor/a. A veces depende del momento o del estado de ánimo. Si realmente buscamos un intercambio es obvio que hay que estar atentos.

Uno puede pensar y guardar para sí la observación que le suscita la situación, en espera de la oportunidad de comunicarla. Si el diálogo se convierte en una competencia para ver quien tiene la razón o quien promociona mejor su estilo cognitivo, es más que probable que el encuentro humano no nos enriquezca.

En el caso de esta conversación, me parecía estar viendo caer al otro y no poder hacer nada por remediarlo.

Imagen: Winogrand, 1950.

jueves, septiembre 20, 2007

La censura vista a la distancia

Hagamos un retroceso de poco menos ciento cincuenta años para ir al encuentro de Edouard Manet (1832-1883). Una vez en Paris, nos toca entrar en contacto con el pintor al momento en que cuelga su “Desayuno sobre la hierba”(1863) en el Salón de Rechazados. A diferencia del Salón Oficial que expone los trabajos de quienes suscriben el gusto de la época, a éste van a dar los cuadros de los inconformes que exploran más allá del canon.

El realismo de la escena de Manet causa repulsión a la crítica. Le cuestionan no sólo el tema mal elegido, sino la técnica fallida. ¡Pintar un día de ocio en el campo de dos mujeres desnudas al lado de dos hombres vestidos! Las manchas de color les parecen desarticuladas, sin perspectiva. Quizás lo que más les sorprende es que el artista no haya idealizado los cuerpos femeninos y que parezcan por lo tanto demasiado vívidos.

Por su parte el público, que guiado por la curiosidad ha ido a ver la obra al Salón de Rechazados la considera indecente. Su mirada no alcanza a digerir una propuesta que rompe con lo establecido.

Su pedido en el fondo, es regresar a las figuras mitológicas y a las mujeres idealizadas. Ni más ni menos que como había hecho el veneciano Giorgioni varios siglos atrás, en esa obra que se dice inspiró la de Manet.

Por cierto que el lienzo del vanguardista censurado está hoy en una de las paredes del Musee d´Orsay en Paris, sin que a nadie le de ni la tos. Pegarle una mirada es una escala obligada del circuito turístico de quien viaja a la Ciudad Luz.

Como para recordar la afirmación del historiador Gombrich: Una sociedad registra un horizonte de espectativas y con ello una disposición mental para saber qué acepta y qué rechaza. La tarea de la crítica sensible y cautelosa, no de la otra, guardiana de la inmovilidad, tiene por eso a veces el encargo de traducir. En todo caso, le pide al observador que de a las imágenes una segunda mirada.

miércoles, septiembre 19, 2007

Malas artes

Cuando alguien leído se burla de otro leído, o de ciertos pasajes de la historia del arte, sale a relucir la ironía más feroz. En su "Diccionario de las Artes" el español Félix de Azúa deja en claro que el arte abstracto le produce poco menos que escozor. En la entrada "abstracto" escribe que la abstracción fue una batalla emprendida por un puñado de esotéricos y místicos que no encontraron mejor manera de librarse de la locura que los amenazaba.

Según de Azúa, lo que hicieron Kandinsky, Malevich y Mondrian entre 1910 y 1915 fue reaccionar contra la abundancia del mundo y zafarse de la angustia que sentían ante la indiferencia de la naturaleza. Acabaron con ella reemplazando bodegones, retratos y paisajes por pinceladas y brochazos.

¡Qué ligereza!, el escrito parece más en caja en la entrada "vanguardia" donde se lee que en los productos artísticos, a diferencia de la tecnología, no puede considerarse el progreso. Sin embargo de Azúa pide autorización al lector para definir la palabra "tanteando lo que algún sabio debe de estar ya escribiendo con toda la severidad necesaria".

El diccionario es defintivamente una cana al aire. De Azúa confirma su falta de tono al señalar que ya no cree como antes en la muerte del arte. Miren el argumento: "El escepticismo con el que considero la vida después de la muerte me aconseja ser también muy escéptico sobre las posibilidades de que haya una vida antes de la muerte"(?).

Imagen: Malevich, 1923-29

martes, septiembre 18, 2007

Su majestad, la retícula

Preparo un trabajo sobre los inicios del arte abstracto que debo exponer la próxima semana, por lo que para moldear el lenguaje que suele hacerse tan árido escribo estas líneas que comparto con ustedes. Comienzo con la singular mirada de la crítica Rosalind Krauss para aproximarse al rasgo fundamental del arte abstracto. A juicio de Krauss, detrás de los trazos y colores ubicados sobre la superficie del lienzo que comienzan a aparecer a inicios del siglo XX, se detecta la presencia de una retícula. Es decir, de una estructura de coordenadas geométricas gobernada únicamente por la relación entre sus elementos.

Con dicha retícula, el arte moderno creó un mundo aparte al mundo de los objetos naturales y le dio la espalda a la pintura que hasta el siglo XIX había pretendido reproducir la naturaleza. El arte pictórico se volvió independiente de la realidad y se alejó de la posibilidad de ser narrado. Al observador le correspondía únicamente, reaccionar estéticamente frente al universo autorreferencial del cuadro.

A Krauss le llama la atención que a pesar de su escasa fertilidad la retícula fuera investigada por todos aquellos pintores que se entregaron a la abstracción. Vale mencionar entre los pioneros a Kandinsky, que si se recuerda se le adjudica haber realizado la primera acuarela abstracta en 1910; como también a Malevich y a Mondrian.

Una paradoja a la vista es que para el artista abstracto la materia de su famosa retícula se convirtiera en una vía para elevar el espiritu. Kandinsky consideraba el arte como una experiencia religiosa...Surgió así la fe en el arte abstracto, manifiesta en quienes querían sentirse identificados con el ritmo de los tiempos, es decir con la máxima modernidad.

El endiosamiento de la abstracción resultó sin embargo de doble filo. En palabras de Krauss, la fortaleza erigida sobre el mito de la retícula se fue convirtiendo progresivamente en un gueto. La cultura popular se alejó del estilo abstracto para preferir el cine, y en los años sesenta el estilo pop haría un jaque mate a la abstracción y retícula todo incluído.

La pintura fue entonces en pos del comic, de los objetos de la sociedad de consumo y hasta de sus restos, de los hechos cotidianos, las estrellas de cine...la banalidad a manos llenas.
Imagen: Mondrian 1913.

lunes, septiembre 17, 2007

Celebrar las superficies

Me entero de la noticia del cambio de bando de una agencia de publicidad en Gran Bretaña. Trabajó primero para el partido conservador en la segunda mitad de los setenta, y acaba de pasarse a promocionar a los laboristas. El ascenso de Saatchi, el publicista, se produjo al hacerse cargo de la campaña de Margaret Tatcher con un lema golpeador: Labour isn´t working. El ofrecimiento tácito al electorado era:  las filas de desocupados se acaban si toma el mando  el partido conservador. Ya sabemos lo que pasó y la compañía publicitaria siguió ocupándose de la imagen de los conservadores.

Cambio de aires. Saatchi ha ganado la cuenta para promocionar al nuevo Primer Ministro laborista Gordon Brown. El lema es esencialmente mediático: Not Flash. Just Gordon. El fondo del asunto es la actitud no comprometida del marketing publicitario. Al parecer terminaron los tiempos en los que el creativo diferenciaba anunciar una gaseosa aunque no la tomara y promocionar un partido político con el que se identificaba.

Para preguntarse si es legítimo poetizar las bondades de un candidato en el que no se cree. ¿Se corrobora lo que decía el profesor Lipovetsky cuando escribía que la publicidad era "celebración de superficies"? Vaya con la densidad de la reflexión. No sé si me escapo del todo del tema compartiendo con ustedes esta imagen en la que Matisse celebra de un modo tan distinto las superficies.

viernes, septiembre 14, 2007

Si el mundo no te mira


Acabo de recibir uno de esos correos que lo incluyen a uno en una lista con el afán de ponerlo al tanto de la última. Se trata en este caso, del llanto de un adolescente frente a una cámara. Alguien que sabe que va a ser visto y quiere dar a entender su amarga decepción, porque su ídolo Britney Spears ha caído en desgracia. Le duele, y lo dice, su divorcio, que se haya rapado la cabeza y que en general se haya desbarrancado tan pronto de su super estrellato con el asunto de sus adicciones.


¡Qué difusión la del video del chico en YouTube! Su rostro en primer plano es un sólo de lágrimas acompañado de un gesto calculado. De rato en rato, se lleva hacia atrás un mechón de cabellos que con las mismas vuelve sobre su frente. Al mismo tiempo, los tonos  agudos de su voz evidencian que llora con desesperación. El conjunto debiera ser convincente, pero no lo es. Ahí esta sin embargo el fan teatralizando un supuesto dolor, orgulloso de servirse de la autoexpresión con fines promocionales.

Siguiendo el estilo, podría una adolescente limeña llorar frente al dispositivo de una cámara de internet por la gordura del presidente García. Quejarse de los rumores que circulan en torno a su estilo de sesionar engullendo bocadillos, del problema que les hace a sus sastres obligándolos a ajustar sus trajes a una nueva talla mes a mes, y en general del estilo que tácitamente promueve: la insaciabilidad.

La imaginación se convoca hoy para poner en marcha escenificaciones cada cual más estrafalaria. El asunto es hacerse notar, qué importa si en el camino quedan panza (cuidado, Presidente) arriba los criterios que se empleaban para diferenciar el ámbito público y el privado. Como para preguntarse qué privación de atención temprana se expresará en tales exposiciones.
Imagen: Rosemarie Trockel

jueves, septiembre 13, 2007

Niños con una paz inusual


Esta tarde me detuve a escuchar a mis dos sobrinos. El chico de once años vive fascinado con el mundo de los Dragon Ball, nombre de un manga japonés que apareció hace más de veinte años. La niña de seis sigue a su hermano, pero no tiene tan metido el gusto por los personajes que según he entendido se fusionan para hacer nacer nuevos personajes. 

La clonación y el ritual de la fusion hands no fue sin embargo esta vez el tema, sino una web de juegos llamada Dragon Fable. Uno elige desde el sexo, pasando por el color de la piel, el cabello y hasta el nombre del personaje que ha de luchar contra criaturas fantásticas como la del recorte aquí arriba. El tipo de pelea es de creciente de dificultad, pero, hasta donde mi paciencia toleró la experiencia, puedo asegurar que emprender a espadazos contra el monstruo de turno no exigía mayor destreza. Bastaba apretar un botón.

Mi estrategia para que ambos niños se interesaran en el tipo de actividad que les proponía, un poco de dibujo, lectura y atención a la música, pasaba por tolerar sus iniciativas. Acepté que se entretuviera un rato de cara a la pantalla de la PC. Para ellos, como de seguro para tantos de sus compañeros, podría pasar el tiempo sin medida en ese espacio lúdico que tantos especialistas de educación infantil han calificado de conflictivo. 

De allí que los padres o los adultos a cargo de quienes crecen, tengan que meter voluntad y tantísima paciencia para arrancarlos del quehacer superfluo. Pero logren ustedes sacar a los menores de los bips-bips de los video juegos. Hagan que prescindan de las reacciones tensas que hacen con las manos y los dedos, cuando luchan contra todo tipo de criaturas. Siéntense con ellos a ver imágenes de autores variados. Construyan juntos breves relatos. En fin, dibujen un poco, pinten sino, escuchen algo de música y notarán que algo ocurre con sus ritmos incluso respiratorios. El ambiente se llena de una quietud o mejor todavía de una paz inusual que mejora con la práctica.

Como señalan muchos autores, las imágenes de los video juegos proponen una visión del mundo que las más de las veces incentiva la ley del menor esfuerzo. No son esos los niños que quisiéramos ver convertido en adultos. ¿No es verdad?

Por un rato sí, cómo no, una figura femenina mecanomorfa luchando contra una serpiente de tres cabezas. ¿Aparecera en algún momento una manzana?

miércoles, septiembre 12, 2007

La mujer sujeto



Me preguntaba si pintar mujeres desnudas o por lo menos semi desnudas, conlleva la intención de convertir a la modelo en objeto. Al ver estas tres imágenes del búlgaro Yanko Tihov me dije que no. El erotismo de las formas femeninas revela la inquietud de una vida interior. Cierta aflicción que desafía al observador, antes de que éste termine de acomodar  su mirada. No son los senos el tema del retrato, sino la desnudez consciente de quien, a pesar de su situación vulnerable, no pierde el aplomo. La mujer enfundada en el polo del Che Guevara mantiene la misma actitud soberana que con el torso desnudo. La significación psicológica y la plasticidad se conjugan para dar a entender que se trata de una mujer-sujeto que como tal irradia autoridad. Su cuerpo es a la vez creíble, discreto en su sensualidad y humano.


A mi entender, las recientes imágenes del artista búlgaro (2006-2007), se ubican lejos de la mirada tradicional sobre el cuerpo femenino. 

La representación del desnudo cede aquí paso a una psicología que en el sentido de la identidad, se inicia en la misma piel. 









No cambia la cosa cuando se trata del rostro de una mujer madura.

martes, septiembre 11, 2007

El derecho a asomarse a la ventana

Una breve presentación a propósito del gozo que no todos podemos experimentar, al asomar la cabeza a la ventana del lugar donde habitamos. Hundertwasser (1928-2000) artista vienés a quien cabe situar entre los pioneros de la preocupación ambientalista, consideraba que era el turno de los pintores. Les tocaba encargarse de la belleza del entorno dado que los arquitectos habían logrado solamente enfermar a la gente física y mentalmente basándose en la línea recta. En sus palabras la tal línea era atea. Lo curvo y los colores brillantes en cambio, rezumaban espiritualidad.

Para Hundertwasser, la relación entre el hombre y el árbol debía tener un perfil religioso, sin descartar el derecho de cada habitante para considerar los muros exteriores de su vivienda tan propios como su ropa y el interior de su casa. Cada quien debía tomarse la libertad de diseñar su propio ambiente.

¿Qué lejos no? Acabo de leer un letrero en la pared de un edificio sanisidrino que comienza a construirse. Los vecinos cercanos a la esquina de la obra recuerdan al alcalde que fue elegido para respetar la zonificación, es decir para no otorgar licencia a rascacielos; y no porque fuera el padre del Zorro, dígase de Christian Meier actor y rockero, que lo ayudó en su campaña electoral, protagonista de la telenovela del mismo nombre.

¿Así que no fue elegido por tal motivo no? Vaya con la forma de comunicación para aclarar el criterio de voto, justo cuando agarra viada y hacia arriba la línea recta.


lunes, septiembre 10, 2007

Dar, un ida y vuelta

El frío campea todavía en Lima, pero a diferencia de otros lunes no me ha logrado abatir. Será porque la semana se ha iniciado con sorpresas. Dos amigas con las que no hablaba hace unas semanas me llamaron temprano para que les hiciera de alter ego, y dije que sí. Pensé que  era bueno acudir al encuentro y convertirlo en un espacio de juego. No el de la risa solamente, aunque de eso también hubo sino el de la disponibilidad atenta. Qué ocurre, y probaste esto o lo otro, lo siento pero me parece que repites lo de siempre, o, no lo veo tan grave, entonces espera...

La asociación que hago enseguida reclama una línea de trazo grueso respecto al párrafo anterior. Me vienen a la cabeza las dos últimas películas que he visto y la sensación similar que me han dejado ambas siendo como eran, sobre putas. No caben finezas respecto al sustantivo, con más razón si así se llamaban a sí mismas las protagonistas. La italiana Mónica Belluci convertida en un diosa sensual por el director de ¿Cuánto me amas? Bertrand Blier y la española Candela Peña, concebida como una poeta de la calle por el director de Princesas, Fernando León de Aranoa. La coprotagonista de Peña, la debutante Micaela Nevárez tiene una actuación muy vívida que mereció el premio de actriz revelación en los premios Goya del 2005. La ternura en la mirada de los dos directores sobre sus personajes femeninos conmueve. Una hace a un lado la posibilidad de enjuiciarlas y se deja llevar por la manera en que estas mujeres decidieron instalarse en la vida. En Princesas, "Me llaman Calle", la canción de Manu Chao habla de la esperanza de quien siendo una bala perdida "porque así me disparó la vida", sueña conque un día vendrá su suerte. Al encontrar a alguien con quien compartir, no sólo dejará de andar como maquinita por la gran ciudad, sino su corazón dejará de alquilar. 

Considerando en bloque estas líneas, creo que tienen en común el tema de la intimidad. Los vínculos que nos reparan y nos hacen seguir adelante, poco tienen que ver con la indiferencia. Se atiende al otro no sólo por sostenerlo sino porque el cariño que sale a relucir en el intercambio nos sostiene también. Con suerte nuestras iniciativas se vuelven creativas y qué es lo dicho, sino lo mejor que puede pasar en el encuentro humano.
Imagen: Yaacov Agam

viernes, septiembre 07, 2007

La tortura del indicio

He estado recordando estos días "Un amor perdurable" (1997), novela de Ian McEwan que le da un giro de tuerca al concepto de paranoia tal como se lo entiende de manera corriente e incluso, en términos generales, en la clasificación psiquiátrica. El relato de McEwan es un brillante desarrollo acerca de la imaginación puesta en marcha para detectar los mensajes de alguien que nos interesa sobremanera a partir de los supuestos indicios que ese alguien deja en la vida cotidiana. ¡Vaya con el poder de la mente para negarse a aceptar que el propio deseo no es ni remotamente correspondido y que la ilusión ante un imposible es mejor que el propio vacío interior!


"Un amor perdurable" trata de la relación entre 
Jed un hombre solitario proclive a los temas religiosos que tras recibir una herencia imprevista se dedica a vagar por ahí, y Joe un profesor universitario reputado por sus publicaciones sobre temas científicos. El encuentro entre ambos hombres se inicia de manera fortuita un mediodía soleado en el que cada quien ha buscado un rato de esparcimiento en un bosque cercano a la zona de Christmas Common al sureste de Inglaterra. Joe está con su novia Clarisse y Jed de paseo.


Los gritos de los tripulantes de un globo aerostático que amenaza sobrevolar sin control por las colinas del lugar o caerse a un barranco, los lleva a correr en dirección al aparato sin saber en realidad como ofrecer un auxilio efectivo a sus ocupantes. Lo que Jed y Joe han tenido en común ha sido sólo una reacción humanitaria, pero he aquí que para Jed ésta y la mirada que le dirige Joe como diciendo qué haremos, bastan para comenzar a tejer una historia de acoso y suspenso amoroso.

La mente de Jed se convierte en una maquinaria infernal que segrega enlaces de mensajes por todos lados. Su paranoia poco tiene que ver con la persecución de fuerzas oscuras que quisieran hacerle daño, es más bien un delirio que gira en torno al amor de Joe. A juicio (?) de Jed, Joe no se decide a abandonar a Clarisse para entregarse a su rendido amor.

En la nosografía psiquiátrica el episodio se asocia al Síndrome de Clérambault, un suerte de psicosis pasional descrita como el convencimiento de las insinuaciones que el otro deja en la forma de rastros en la realidad.

Sólo se puede decir, ¡pobre Jed! No hay casi como dudar de que sea mejor hacerse cargo de los propios vacíos...

Imagen: Jones Allen.

jueves, septiembre 06, 2007

Que nadie duerma

Luciano Pavarotti el carismático tenor que acaba de fallecer, tenía al decir de su amigo Bono, el rockero de U2, un entusiasmo de niño por la vida. Amén de un enorme talento para emocionar. A juicio de Bono, quienes afirmaban que en sus últimas presentaciones el tenor no entraba ya a las notas como antes no sabían nada de música. Los cantantes conmovían o no, y Pavarotti seguía emocionando hasta las lágrimas tan sólo empezaba  a  cantar. Basta oir la creación de Bono, Miss Sarajevo, cantada a dúo con Pavarotti, para decir que el irlandés no lo hace tampoco nada mal.


Como Calaf el príncipe que pretende a Turandot, la protagonista de la opera 
de Giacomo Puccini que se estrenó en Milán en 1926, Pavarotti salió siempre victorioso. El aria Nessum Dorma , que nadie duerma, se hizo más conocida a través de su voz. Para recordar la historia. Los enigmas que Turandot la princesa china lanzaba a quienes atraídos por su belleza aspiraban a poseerla eran tres. Aunque la vida ses en cambio, sólo una, los pretendientes se arriesgaban a perderla. Sea acercaban a la corte, para responder a sus adivinanzas, sabiendo que morirían si no acertaban. Turandot, se había vuelto fría al punto de sacrificar a todo extranjero que quisiera desposarla. Se vengaba  de quienes en el pasado habían invadido y causado el mal en su reino.


Calaf acierta sus tres enigmas. El tercero demuestra la opinión que Turandot tiene de si misma: Venga extranjero, el hielo que da fuego, ¿qué es? Calaf responde: Es Turandot. Ha dado con la respuesta y la princesa debe  casarse con él, pero como se resiste, Calaf le da una opción. La ama y no quiere tenerla a disgusto. Turandot debe decirle su nombre y está claro que no lo sabe ni remotamente. De allí la orden que la princesa se ve obligada a dar a sus súbditos: Que nadie duerma en Pekín. No importa quien, el caso es que alguien le pase el dato. Necesita el nombre del extranjero antes de que amanezca.

El final feliz pueden ustedes suponerlo y a Pavarotti lo seguiremos teniendo presente.

miércoles, septiembre 05, 2007

Tecnología que baja al llano


Estoy poco menos que atrapada por el lenguaje tecnológico, así que si alguna vez padecí de tecnofobia debiera celebrar el haberme curado. La clave es dedicar un tiempo para empeñarse en el ensayo error y no dudar un segundo de que sea posible acceder al manejo de un determinado programa. En el caso del photoshop sus famosas capas, en inglés layers, cobran sentido cuando se sabe de antemano en qué podrían empleárselas. A mi modo de ver aprender el recorte, el calado o el coloreado de una imagen sin tener en claro que uso se le podría dar, despista. En cambio si como decía alguien de la vida, se aprende a tocar violín y al mismo tiempo se tiene que dar un concierto, la dificultad del aprendizaje disminuye. Eso no niega el paso a paso, pero incopora la tarea o la práctica inmediata como elemento fundamental de la exposición. Si les parece que digo perogrulladas, es que no se han topado con profesores del tipo yo-me-hago-el importante- porque- manejo la dificilísima-tecnología. Una actitud llana como la de la profe de photshop que tengo ahora es un alivio. Aquí una imagen con la que cumplo en entrar en materia.

martes, septiembre 04, 2007

La zona interior



Mi contacto con Kostabi se prolonga. La ventana hacia adentro en la que su figura sin rostro parece interesarse, me recordó a Dalí y los cajones que dibujó en tantos de sus personajes para representar el inconciente. Me pregunto si mirar el propio interior es exactamente una onda de opuesta longitud a aquella que recorre la vida cotidiana. ¿Cómo lograr que el sentido común acepte las ambiguedades de las que estamos hechos? ¿Cómo lograr reconocer por amplia mayoría que el mundo humano es el del encuentro (¿podrá decirse un encuentro de ambiguedades?), y no el del dominio? Si de pensamiento poético se trata, toca recordar al francés Paul Valery cuando afirma que es precisamente este pensamiento,el del encuentro, el que hace vivir en nosotros aquello que todavía no existe.

lunes, septiembre 03, 2007

Fabricante de imágenes



En los años ochenta, se decía que Mark Kostabi (1960) quería parecerse más que nadie a Andy Warhol (1928-1987). Su taller de Manhattan funcionaba como la fábrica del rey del pop, con operarios a los que el mismo Kostabi les indicaba qué pintar. Al decir de un crítico, su fábrica de imágenes botaba entre cinco y diez cuadros por semana a un precio que iba entre los diez mil y los cincuenta mil dólares. El crítico cuyo nombre si quiero acordarme, James Gardner, autor del texto "¿Cultura o Basura?" agrega que Kostabi no tenía siquiera ideas propias. ¡Que descaro! Puso un aviso en el diario nuevaoyorkino Village Voice para solicitar ideas. La paga que ofrecía el solicitante era de $7 por hora. Termino la cita mencionando el insight de Kostabi. Dijo alguna vez: "Para decir verdad puede que no sea un gran artista, pero soy un gran artista de la estafa".
En cualquier caso, las imágenes que he colgado aquí arriba me interesaron en un sentido del todo utilitario. Tanto color naranja me llamó a tomar un jugo de esta fruta. Como para recordar a Kant, y su reflexión sobre el carácter desinteresado de la experiencia artística. Si lo que está en juego es el apetito, sea por una fresa o por una naranja, el asunto no es estético.