Son mujeres a las que el consumo de distintos productos, pastillas de chocolate, tortas, polvos de dieta, o algodón acaramelado, ha colocado al borde mismo del suicidio. La fotógrafa mexicana Daniela Edberg (1975) ha montado sus escenarios en torno a la bulimia, una enfermedad que se enlaza a la visión del mundo como supermercado. El deseo de cada protagonista es modulado por el mensaje publicitario de la oralidad y entonces la boca manda. Es el caso de la bulímica que quiere hacerse notar socialmente a través de su delgadez y su atractivo físico, pero algo le falla en el camino. El cuerpo cae doblegado por el peso real de aquello que la agobia: la baja autoestima. El ciclo atracones-purga enrumba entonces hacia la muerte.
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