A mediados de los años sesenta, las manifestaciones artísticas tradicionales comenzaron a considerarse no sólo antiguas, sino a perder su valor como medios de expresión. Con el ánimo de reemplazarlas, aparecían sobre todo en Nueva York comportamientos ultravanguardistas que tenían como eje el cuerpo mismo del artista. La japonesa Shigeko Kubota (1937) en "Vagina Painting" aludió a la identidad femenina con provocación y descaro. Acaso incluso hasta con humor. Sus perfomances, instalaciones y videos se convirtieron en emblema de una època que decidió jugarse por la igualdad de géneros. Lo traigo del recuerdo tras visitar la muestra de la peruana Natalia Iguiñiz cuyo tema es la maternidad. El arte en torno a lo femenino, nunca deja de ser actual.
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