Hacia las diecisiete horas de ayer y por segundo día consecutivo, hubo un atasco en las últimas cuadras de la avenida Arequipa. Movilizarse a la zona cercana al Estadio Nacional resultó un infierno. El lunes también lo había sido debido a la presentación de los `Jonas Brothers`, cantantes pop, protagonistas de una serie del Disney Channel. Los padres, tutores o hermanos que dejaban a los/las adolescentes o en algunos casos los acompañaban al concierto, abarrotaban combis, taxis, sino dejaban sus carros en la zona previa al escenario deportivo convertido no hace mucho en escenario musical. Ayer mismo el Ministerio Público confirmó que una colegiala que había vuelto de un viaje de promoción a Punta Cana, había traído los síntomas de la temida influenza. Preventivamente la dirección del colegio donde estudia la adolescente, ordenó la suspensión de clases hasta el próximo lunes. La lógica del asunto es evitar el contagio y en esa medida suspender reuniones en lugares públicos. Dicen que los cantantes nacidos en Nueva Jersey se llamaron primero hijos de Jonás, aquel personaje bíblico que huyó para no dar el mensaje a la ciudad de Nínive que Dios le ordenaba: Debían arrepentirse o serían destruidos. Navegaba el profeta haciéndose de la vista gorda, cuando se desató una tempestad de padre y señor mío. Los tripulantes de la embarcación lo encararon y Jonás tuvo que darse cuenta de que el fenómeno atmosférico era por su causa. Tras arrepentirse de su ligereza, Dios le facilitó una ballena que como un eficiente servicio de limousine lo trasladó a Nínive. Habló entonces con sus habitantes que se arrepintieron. ¿Por qué el colegio no, y el concierto sí? Que se sepa, la curiosidad mató al gato, pero la prudencia no. Un mensaje invisible parece flotar en el cielo de Lima. Los `Jonas Brothers` han llegado en su ballena también invisible para recordárnoslo: Hagamos algo con el caos, no vaya a ser muy tarde.
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