Una agencia especializada en contactos a través de la Red, acaba de lanzar al mercado frases para chatear. El objetivo es seducir con líneas del tipo: “Debes estar agotado, porque has estado corriendo a través de mi mente todo el día”; o :“¿No te lastimaste cuando te caíste del cielo?".
El diálogo que haría reir en una película ligera, resulta sombrío para la vida misma. Exonera de creatividad al usuario y a ojos vistas apunta a la cita virtual o no, de fines sexuales. Socaba en suma, las ya afectadas posibilidades de un encuentro humano.
La psicoanalista Julia Kristeva observaba que en una época centrada en "neurolépticos, aerobic y zapeo" la pregunta ¿tiene ud. un alma? tenía otro valor. Si se agrega Internet a la secuencia, el fondo sigue siendo el mismo. La falta de tiempo hace creer que se puede ir por el mundo sin alma, una figura para referirse a la vida interior.
Las fantasías y deseos se ventilan en el cine, la TV., o en el mismo chat; el malestar psíquico al que ni siquiera se sabe dar nombre, se atiende con una pastilla. En esas se compra una frase para escribirle al otro. Hasta pasos de baile se ofrecen en la Red.
Dicen los terapeutas que no tan a la larga, la superficialidad aborta y reaparece en una sensación de vacío. Y es que la facilidad del fármaco contrasta con la necesidad de sentirse en la libertad de experimentar alegrías y tristezas. ¿No se compone de ambas la existencia?
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