Warhol "Cajas de brillos"
Cuenta ese gran innovador del periodismo que fue Tom Wolfe, que la aparición del estilo Pop Art en los años sesenta, rejuveneció el mundo neoyorquino. Los argumentos de la crítica para defender el expresionismo abstracto habian llegado ya al tope y el espectador se aburría. De un cuadro de Pollock se podía decir con absurda naturalidad: " Aquella espesa y fuliginosa masa falta de relieve me captó con su embrujo".
El pop era en cambio un estilo sobre signos; desde los comics hasta los objetos de la sociedad de consumo, resfrescante, casi portátil. ¡La primavera! dice Wolfe y agrega, "La prensa abrazó el Pop Art con un deleite priápico". ¡Se había convertido en otro bien de consumo!
Lichtenstein "Masterpiece"
Los objetos triviales se transformaron en poco menos que hostias consagradas. Envases de detergentes, latas de cerveza, brochas de pintura y casi cualquier producto de la vida cotidiana mereció "representarse" y ocupar un lugar en galerías y museos.
Hoy el movimiento es a la inversa. De esos recintos venerados como lugares de la cultura, las imágenes han vuelto a la vida diaria. Hablando de consumir y rápido, ¿se han detenido a mirar las paredes del local de fast food "Bembos" del Ovalo Gutiérrez en Miraflores, Lima, Perú ? Puro Warhol y Lichtenstein. La globalización no se refiere sólo al acercamiento entre lugares distantes, sino al reciclaje de estilos. Hay que decirlo, ¡el ayer ha llegado ya!, ¡ups!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario