Un fulano que evidentemente es miembro de una barra brava londinense, se ha convertido en imagen de la controvertida campaña publicitaria que promociona el viaje del Euroestar, un tren de alta velocidad que conecta Bruselas y la capital británica en una hora. El recorrido a través de un túnel en el Canal de La Mancha ha sido el punto de partida para que la agencia leg (pierna) muestre al hooligan semidesnudo, con jeans y con una cruz a la espalda orinando en una taza de te. Su actitud remeda el quehacer de la célebre estatua Manneken Pis de Bruselas, y nadie puso nunca reparos en la actitud de esa suerte de angelito belga que los turistas visitan en un recodo del Centro Histórico de la capital, en cambio el hombrón que micciona de manera tan poco grata levanta críticas y no sólo en los sectores más conservadores.
Sabemos que la tendencia que se impone en el mundo globalizado es la de simpatizar con las irreverencias. Todo se aligera, se convierte en easy going. Por mencionar un estilo que no daña, el del anónimo grafitero Banksy que cuenta en Londres con el tácito apoyo de un público de distintas edades. La ironía del artista para tratar entre otros, el tema de la realeza oxigena el ambiente pero lo dicho, no daña.
En cambio el tema del hooligan a mi juicio se pasa de la raya. Nunca se ha considerado a los miembros de las barras inglesas como sujetos gratos, sino como portadores de sucesos funestos, incluídas las muertes por enfrentamientos entre seguidores de distintos equipos. ¿Se pretenderá acaso que la comicidad de la escena distienda la ferocidad de los barristas? ¿Se sentirán cómodos los belgas con la comparación de su pequeño héroe que según la leyenda orinó sobre la mecha encendida de un explosivo y salvó la ciudad? ¿Sobrevivirá la campaña de Eurostar y el hooligan se convertirá en un héroe del turismo londinense?
No me inclino a los vaticinios, pero me pone en alerta la imposición de la locura. En todo caso voy a aligerar la crónica diciendo que las diferencias entre el Manneken Pis y el Hooligan me recordaron el comentario limeño aquel, de una cosa es un desnudo griego y otra un cholo calato.
Imágenes: Manneken Pis y Campaña de leg.
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