martes, noviembre 18, 2008

El periodismo, para un niño o niña de once años

El interés y la dedicación a observar y denunciar lo que ocurre en los distintos ámbitos de la vida pública, identifica la labor del periodista. Ya sabes que hay ciudadanos entregados a otras actividades que observan también lo que ocurre a su alrededor, pero no tienen herramientas tan a la mano para hacerse escuchar. Si quieren quejarse de la congestión vehicular, de la actitud de los choferes del transporte público, de la facilidad con la que las municipalidades otorgan licencias para que se levanten torres de departamentos que han de aumentar el insufrible tránsito cotidiano; o si su ojo se detiene en cuestiones asociadas a los servicios de limpieza y orden de calles y parques ¿cómo hacen para que sus observaciones lleguen a los políticos que están a cargo de la gestión ciudadana, precisamente gracias a su voto?
Cuando alguien no es atendido por las autoridades a las que ha acudido, le queda la posibilidad de dirigirse a un representante del gremio periodístico. Fíjate que basta transmitir la propia observación al profesional de la comunicación, para otorgarle a éste un poder. Incluso el aura del médico como dios de la bata blanca, empalidece al lado de quienes tienen a su cargo la confección de las noticias o denuncias del día en la ciudad. A fin de cuentas y con suerte, uno se enferma sólo cada cierto tiempo, en cambio el periodismo se ocupa a través de los periódicos, la radio y la televisión de lo que se dice que es la realidad de todos los días.
Sucede que los periodistas trabajan en empresas en las que son contratados. Para adquirir la maquinaria y echar a andar un periódico, una radio o un canal de televisión hay que contar con el dinero que haga posible la inversión. El ciudadano que adquiere estos bienes es lo que se dice un empresario que aspira a que su dinero haga más dinero. Tiene seguramente una inclinación a la comunicación, pero no precisamente para lograr que las cabezas de los lectores, radioescuchas o televidentes piensen mejor. Hace algunos años se ha tomado como una verdad, y aunque muchos no estemos de acuerdo, que los medios no son responsables de educar.
Mira bien, el periodista que no es dueño del periódico observa y fiscaliza, mientras que el empresario aunque sea honesto, quiere ganar dinero. ¿No crees que en más de una ocasión tendrán distintas maneras de ver las cosas?
Vamos a volver al político de mayor rango, ese que está en la municipalidad y que no aparece cuando el ciudadano va a formular su queja sino a través de los funcionarios que lo representan. Si se ponen de acuerdo el político que ha mentido a la hora de hacerse elegir, porque no es el bien común, sino sus propios intereses los que lo mueven, y el empresario que quiere ganar dinero, ¿no crees que puedan evitar que salga a la luz alguna noticia que vaya en contra de sus intereses?

Ahora te puedes dar cuenta de que no toda la gente  lleva en su mochila moléculas de periodista. Un don que exige la profesión, como lo es mantener el propio criterio, no siempre se puede cumplir. La verdad mi querido niño, niña, todo indica que la mayor empresa periodística del país, tiene entre sus directivos a periodistas que no son periodistas y a empresarios que no sólo hacen política, sino que mantienen sus puertas abiertas para congraciarse con los gobiernos. En estos días, varios periodistas han salido despedidos.


Me miras con ojos de interrogación. Creo que te queda soñar con que a los propietarios de la empresa donde trabajes, si acaso decides hacerte periodista, los anime el deseo de llegar a la cabeza de la gente para que ésta forme su propio criterio. Si no,dar forma tú mismo a una empresa que aspire a lo mismo. Ahora vamos a tomar un helado...

Imagen: Christian Bendayán.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente. si pues, desde hace años que es evidente que aquí -y seguramente en muchas partes más- el interés económico es lo que prima en los medios, todos se congracian con tal de mantener las arcas llenas.

Lichi Garland dijo...

el tema es ver como lo encara cada quien...