Me entero de que ´La dolce vita`una de las más conocidas películas de Federico Fellini (1920-1993) se ha convertido en el centro de las celebraciones programadas para este mes por la Fundación Federico Fellini, institución que tiene su sede en Rímini donde nació el cineasta. Los organizadores de la ciudad de la costa adriática italiana, han adelantado el aniversario número cincuenta de la película que se realizò en 1959, fue estrenada en febrero de 1960 y, meses después, recibió la `Palma de Oro`de Cannes. En la agenda figuran análisis y conferencias del papel que cumplió la realización de Fellini en el panorama del cine internacional de los años sesenta, la ingerencia de la Iglesia Católica en el mundo de la cultura al censurar la película, la función del lenguaje musical, los signos de la naciente cultura contemporánea en el montaje que tuvo en Marcello Mastroianni y Anita Ekberg como sus protagonistas. Un título en particular atrajo mi atención: ´Agrodolcevita: piaceri e dispiaceri al tempo del boom´. La cosa agridulce da a entender medio siglo después, que los gozos humanos llevan el sino de los opuestos. Más que dulce, al menos en el recuerdo, la vida de los sesenta fue agridulce.
Aquí el photoshop de una foto del propio Fellini y una secuencia de la película. Marcello ha interrumpido su recorrido por los alrededores de La Fontana de Trevi en Roma, en busca de un vaso de leche para el gatito de Sylvia. Ella ha tenido el capricho de pedírselo. Es de noche y al volver, ella se le ha perdido de vista. La Eva de los años sesenta se ha dirigido al agua de la fuente como si de la manzana del paraíso se tratara. Marcello sucumbirá a la tentación de seguirla. ¿Quién eres tú?, le dice con la voz agridulce de la pasión cuando ella con un gesto de la mano le humedece la cabeza. Ardoroso bautizo.
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