viernes, agosto 04, 2006

Fidel, papi

A los cubanos residentes en Miami, sólo les falta agregar a sus muestras de alegría por los problemas de salud de Castro, y con todas sus letras, un: Fidel, papi, muérete ya.

A los miembros de la "Asociación para el Estudio de la Economía Cubana" en cambio, académicos y funcionarios que todos los años analizan la situación de la Isla, les toca este 2006 plantear sus sesudas observaciones en un nuevo escenario.

A pesar del silencio del otro Castro, los expertos preven una recomposición de fuerzas orientada al cambio económico. Duele y duele ya. Dicen que será una tarea más ardua que la emprendida por cualquier economía sudamericana.

Cambio de registro y me pregunto por la psique de las generaciones nacidas en estos últimos cincuenta años. El hábito de someter la opinión propia a un "está bien" o "está mal" dictado desde el poder, debe haber anquilosado regiones enteras de sus cerebros.

Por lo mismo, que vuelvan a Cuba el detergente, el jabón de tocador, los modelos de carros a la última, o dejen de estar proscritas las composiciones de tantos músicos en el exilio, me parecen razones menores que celebrar.

La posibilidad de formar un juicio y antes que eso, un pensamiento propio, aparece en el horizonte como el bien más potable. Cierto que éste resulta escaso hasta en las democracias. Basta pensar en todas aquellas autoridades a las que que por su intolerancia provocaría lanzarles en tono caribeño un papi, muérete ya.

Quienes generan violencia nos recuerdan, que de esos deseos también estamos hechos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No es Fidel papi en tono salsero sino Muerete H d P, pues un ciudadano que ha sido impedido de regresar a su paìs y no ver a sus hijos o esposa o madre por 40 años no tiene ninguna gana de sandungas ni niño muerto.

LP

Lichi Garland dijo...

Es posible. Aunque se puede conceder que en medio de la amargura surjan también momentos de humor.En cualquier caso,la prensa independiente cubana opinó hace unos días, que el carnaval de festejos en Miami no tenía eco en la Isla donde la vida sigue su curso.