El silencio. Una necesidad que tras experimentarla hace posible un percibir sonoro renovado. Se puede sin embargo, hablar de lo mismo respecto a las imágenes. El santo de Loyola recomendaba hace quinientos años, usar los ojos de la imaginación para ver en nosotros mismos. Al decir de don Ignacio, el procedimiento permitía superar lo visto en el mundo exterior.
Nos resistimos. Hacemos a un lado la posibilidad de convertirnos en nuestro propio laboratorio. Esta mañana he decidido ir a contracorriente. Me valgo del ramo de flores de Chagall y de unas líneas de la argentina Pizarnick para hacer silencio.
"Buscar no es un verbo sino un vértigo.
No indica acción.
NO quiere decir ir al encuentro de alguien
sino yacer porque alguien no viene".
2 comentarios:
Alguien dijo que el silencio es una de las formas más terribles de mentir, y yo creo que es verdad. La agresividad del silencio es más contundente que la de la palabra. Tal vez porque nos obliga a escuchar nuestro interior, o porque nos hace renunciar al exterior.
El "buscar" no deja de ser el relevo del objeto neurótico que descargue nuestra ansiedad, pero siempre habrá un objeto posterior.
El silencio mata la búsqueda, y desborda la inquietud.
Enhorabuena por tu blog, soy una asidua.
Un saludo
Estimada anónima, concuerdo con la agresividad que puede suscitar el silencio, no sintonizo en cambio con lo de la mentira. Gracias por tus líneas y por seguir el blog.
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