Considerado por fin un crimen con derivaciones políticas, el comportamiento intolerante tiene las horas contadas. Un ingeniero de origen australiano, acaba de lanzar al mercado un aditamento personal que detecta las actitudes autoritarias. De superarse el nivel admitido, el aparatejo deja escapar un gas y el usuario cae fulminado.
Acusado de practicar también la intolerancia, el especialista ha respondido que se ha adelantado a la época. Y que en el siglo XXII, el aburrimiento producido por el mundo del consumo será tal, que no habrá quien se rehuse a iniciar la aventura de conocerse a sí mismo. El riesgo conlleva un afán educativo.
¡Ja! si acabo de hacerlos inocentes con mi tecno invento. La evocación de la matanza de los inocentes perpretada por Herodes un día como hoy, nos deja en libertad para las ocurrencias más desorbitadas. Los anglosajones en cambio, se hacen los locos el primero abril.
Han difundido la prohibición de entrar a Internet en copas, por aquello de si navega (por la gran autopista de informacion), no beba. Que Microsoft iba a comprar la Iglesia Católica, o que Google había lanzado su MentalPlex, un software que podía leer la mente del cibernauta para ofrecerle lo que busca sin teclear siquiera.
Creer lo que se lee resulta muchas veces una ficción. Sucede que hoy esa ficción puede ser también divertida.
Imagen: Guido Reni, detalle de "La matanza de los inocentes".
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