Las líneas de “Esferas I” están llenas de imágenes que unas veces se escapan y otras lo impregnan todo; pero su autor el filósofo Peter Sloterdijk interesa igual. Neuronas más o menos, exige ante todo al lector la pasión de encontrar. Hace ver Sloterdijk, que tanto dándonos cuenta como no, vamos por el mundo amoblando nuestra psique. Transcribo a continuación unos párrafos sobre nuestro oficio en el planeta. Hacemos las veces de “arquitectos de interiores clandestinos”.
“La revolución de la psicología moderna no se agota en explicar que todos los hombres viven constructivistamente y que se dedican sin excepción a la profesión de arquitectos de interiores clandestinos que trabajan incesantemente en sus alojamientos receptáculos imaginarios, sonoros, semióticos, rituales, técnicos. (…) No sólo es el diseñador de un espacio interior propio imaginado con objetos relevantes, tiene además que dejarse instalar, siempre e ineludiblemente, en los receptáculos del prójimo y de la proximidad interior como mobiliario familiar, como cuerpo de resonancia, como pared antagónica única. En consecuencia, la relación entre sujetos humanos que se reparten un campo de proximidad hay que describirla como una relación entre receptáculos inquietos, estresados, que se limitan y contienen mutuamente.
(…) Ya con sus primeras pinceladas pues, la psicología moderna diluye la ilusión individualista de concebir a los individuos como unidades o yoes sustanciales, que, como miembros de un club liberal entran en contacto con otros, libre, arbitraria, adicional, revocablemente como corresponde a la ideología de la sociedad contractual individualista. (...) El riesgo fundamental de toda intimidad lo señala el hecho de que en ocasiones el destructor se acerca más a nosotros que el aliado."
Imagen: Gabriele Muenter
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