lunes, noviembre 05, 2007

El valor de lo cotidiano

He continuado leyendo sobre el efecto de las drogas en la psique, lo que me ha dejado con la sensación de que aquello que se ha escrito hace mucho, sigue en el aire con un nuevo ropaje. Aldous Huxley (1894-1963) publicó en 1954 "Las puertas de la percepción", un libro basado en su consumo de mescalina en condiciones controladas. El escritor ingirió menos de un gramo de la sustancia, con todo el deseo de hacer de conejillo de Indias para un investigador californiano que anotaba sus sensaciones.

Salido de la experiencia y al reflexionar sobre ésta, Huxley suscribió una particular teoría sobre el sistema nervioso del género humano. Afirmó que estábamos potencialmente dotados para recordar todo lo vivido e incluso para percibir lo que ocurría en cualquier parte del universo. Sin embargo, si eso hubiera pasado con el hombre desde sus inicios, sólo habría logrado ser abrumado por una masa de información no necesariamente útil. Es más, su inteligencia libre lo habría hecho desaparecer del planeta como especie.

Fue ante la necesidad de sobrevivir biológicamente, que el sistema nervioso comenzó a actuar como una válvula reducidora. Limitó la conciencia humana con la ayuda del lenguaje que confirmó este estrechamiento. Basta pensar que cada quien toma los conceptos que adquiere a través de las palabras como cosas reales, es decir como "su" mundo. Sin negar que algunos individuos logran hacer trampa a la susodicha válvula y hasta parecen dotados de una extra.

El caso es que con la mescalina el usuario vuelve a la situación de aguzamiento original. La droga potencia el efecto de una sustancia que en dosis más pequeñas tenemos en el cerebro. Sucede lamentablemente, que la posibilidad de participar de la gloria de las cosas en palabras de Huxley, no deja sitio para las cosas ordinarias de la vida, ni para el interés por los demás. El consumidor se convierte en un ser ajeno.

Como para valorar la cotidianeidad, ¿no?

Imagen: Eduardo Tokeshi.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

es muy interesante y reflesivo pero la musica como no acompaña para la imaginacion de la lectura

Lichi Garland dijo...

Hay en el teclado la posibilidad de bajar el volumen o cancelar la música. ¡Sí a la imaginación y la lectura!

Anónimo dijo...

Tienes razón muchas gracias por recordármelo usare mas mi Imaginación