martes, noviembre 06, 2007

Puertas en el muro

Hoy me di con la relación nada casual de Aldous Huxley (1894-1963) y William Blake (1757-1827) poeta y escritor también inglés, respecto al tema que Huxley llamaba la mente visionaria. Un logro de esa zona de la psique tan poco interesada en la acción y por lo mismo en la vida cotidiana, que el autor de "Las puertas de la percepción" descubrió gracias a la mescalina. Para Huxley este nuevo mundo mental transfiguraba toda experiencia convirtiéndola en éxtasis. El cosmos aparecía como un entretejido de armonía, belleza y misterio. Deduzco que se inspiró en un párrafo de Blake que acabo de leer: "Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombres como realmente es: infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna".

También crítico de arte, afirmaba Huxley que la luz de ciertos paisajes cumplían con transportarnos a las remotas regiones del divino No-Yo. Precisamente por su fulgor, recomendaba andar con cuidado. Una prolongada estadía en los paraísos de la experiencia visionaria significaba peligro. ¿La razón primordial? Antes que contemplativos, estar atareados era la ley de nuestro ser.

Podría decirse que en virtud de una confianza ajena al miedo, Huxley no vivió sino visiones bienaventuradas. Muy distintas a las alucinaciones de los esquizofrénicos a los que mencionó en otro de sus libros: "Cielo e infierno" (1956). El sufrimiento de la locura les hace rogar volver alguna vez a la tranquilizadora trivialidad de la experiencia cotidiana. A los esquizofrénicos decía Huxley, hasta el cielo les parece aterrador.

Las creencias del escritor no sólo continuaron a lo largo de su vida, en su lecho de muerte Huxley pidió a su segunda esposa que le administrara una dosis de LSD, químico que en virtud de su recorrido le inspiraba mayor simpatía que cualquier sedante. En este caso las puertas que al decir del visionario solemos buscar para aligerar el muro que habitamos, no serían de vaivén. Extraño pensar en su deseo de administrarse una psicodelia de ida no más...

Imagen: William Blake.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante el tema. La música de fondo te hace pensar mucho, viste que no me equivoque con la música te hace imaginar,

Lichi Garland dijo...

Con Philip Glass no hay pierde... Orfeo Café renueva su música cada cierto tiempo buscando acompañar las crónicas.