La Psicología se ha acercado al estudio del arte y en general de los fenómenos artísticos, con los recursos de su tradicional campo de intereses: el análisis del comportamiento humano y de los procesos mentales. Las pautas de desarrollo infantil por ejemplo, han despejado interrogantes sobre las etapas por las que pasa el niño para adquirir las destrezas del dibujo, la apreciación musical, o la motricidad que requiere la danza. Por su parte, la investigación en torno a la creatividad ha definido el perfil de la personalidad que se orienta hacia el arte. Una conquista más reciente ha sido el uso de métodos artísticos con fines psicoterapéuticos.
Tanto la investigación de corte experimental, esto es la hecha en un laboratorio con instrumentos de medición para analizar el proceso de recepción de formas y colores; como la investigación de naturaleza interpretativa, dígase Freud y sus intuiciones sobre la obra de Shakespeare, Goethe o Dostoievski, o, en el terreno de la plástica, de Leonardo, Miguel Angel y Tiziano, se han interesado en el hecho estético.
Si la Psicología ha examinado las dimensiones cognitiva, afectiva y motivacional de la experiencia artística, al acercarse a la dinámica generada entre artista y espectador descuidó al objeto del arte. No reparó tampoco en los alcances de un aporte multidisciplinario, sea de la historia del arte o de alguna de las llamadas ciencias de la comunicación (el periodismo cultural y la publicidad) para dotar de un sentido vital a sus hallazgos.
En esta historia de encuentros y desencuentros, la Psicología no termina de ponerse en contacto con las piezas, instalaciones o intervenciones del arte contemporáneo gobernadas por una lógica de mercado que aplaude ni siquiera el espectáculo sino el escándalo. Da fe de la situación, la multiplicación de publicaciones que al teorizar sobre el fenómeno artístico, se valen de títulos que parecen describir la situación de golpe.
Arthur C. Danto fue un precursor con “La transfiguración del lugar común”. L e sucedió George Dicki con “El círculo del arte”. Otros libros más recientes son: ¿Cultura o basura? De James Gardner, ¿El arte a la deriva? Marie Claire Uberquoi, ¿Pero esto es arte? de Cinthya Freeland, El extravío de los límites, de J.Anaya, ¿Para qué sirven las artes? De John Carey etc.
Si la manera de mirar el mundo a través de las imágenes importa tanto hoy, no tendría la psicología que eximirse de interpretar lo que se nos hace ver. Se esperaría una mayor presencia, ¿no?
Imagen: W. Sasnal.
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