Se dice que un grupo de barranquinos no quiere saber de arte, que prefiere volver a contar con el parque que había antes. ¡Pues sí que escogieron una modalidad no artística para disentir! No se sabe si fueron varios los vecinos que ingresaron furtivamente al local durante una noche y lo llenaron de tachaduras e insultos. ¿La inmensa estructura de fierro que constituye la primera parte del proyecto-museo en un área de algo más de dos mil metros cuadrados, no contaba con vigilancia? Al parecer el único policía-vigilante no se percató del acto vandálico. En lo que a la alcaldía respecta, ha colocado un panel con letras grandes y rojas a la entrada. Dice: Clausurado por Disposición Municipal. El mandato claro está, no se cumple. La entidad promotora del Museo, el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) y el organismo público ventilan sendos juicios que autorizan al IAC a desafiar la medida.
Difícil construir un lugar común cuando el espacio en cuestión resulta para unos un agradable sueño y para otros una pesadilla. A sumar la presencia de expositores que no son expositores, de vigilantes que no actúan como vigilantes y de clausuras que no son clausuras. Padecemos de onirismo, que duda cabe. Pienso que el propósito de indagar en el terreno de la construcción está sin embargo presente. Para lamentar que sea el elemento tensional de la dinámica el que tome las riendas: La destrucción al rojo vivo con su cuota de confusión y falta de oxígeno.
Tomo nota de que no me he referido al campo de las estrategias de acercamiento entre la ciudadanía y el arte de las vanguardias. Otro día será.
Expositores: Elena Damiani, Giusseppe De Bernardi ( un espectador interviene el panel publicitario. Parece decirle lo que sea ´broder´y aunque no entienda el quechua) .
No hay comentarios.:
Publicar un comentario