lunes, junio 30, 2008

A minkar se ha dicho

He tomado contacto con las actividades de un grupo de universitarios y graduados que viaja ya hace tres años a Vinchos,un distrito del departamento de Ayacucho que como otras zonas fue intervenido por el terrorismo de los años ochenta. Los jóvenes salen de Lima una vez al mes durante un fin de semana para enfrascarse en actividades con niños de distintas edades. Lo suyo es el campo de la educación no formal, esto es, un tipo de enseñanza-aprendizaje sobre temas de la vida cotidiana y la experiencia del desarrollo humano mismo. Los juegos que llegan a Vinchos a través del equipo de "Minka", nombre quechua de la agrupación que alude al trabajo colectivo, incentivan la creatividad infantil o lo que es igual, la posibilidad de reconocerse y expresarse con libertad. Entre pinturas, trabajos de plastilina y deportes se apunta a forjar tempranas habilidades que conduzcan a los futuros adultos a situarse en su comunidad con mayor autonomía.

La frescura del acercamiento de estos jóvenes me hace pensar en el motor que los lleva a brindar su ayuda. Diría que es su sensibilidad social antes que alguna de las sesudas teorías que había que formular unos años atrás. Entonces el mundo se detenía en el afán de anticipar si el proyecto que se iba a iniciar era asistencialismo, promoción social, o el modo de articular la revolución que habría de avanzar del campo a la ciudad, compañeros.

La generación actual resulta más operativa y menos utópica que las anteriores. Para agradecer que los miembros de "Minka", hagan el papel de foráneos bienintencionados y que su presencia contribuya a construir un lazo de confianza entre la población serrana y un mundo que les resulta ajeno: Lima. Movilizarse de Vinchos a la capital exige alrededor de diez horas en transporte terrestre lo que hace poco probable que la población infantil tenga en mente un viaje antes de iniciar su adolescencia. Agreguen ustedes que por la misma vía se tarda una hora y media en llegar a Huamanga, la capital de Ayacucho.

En el entre tanto Lima sigue siendo la metropoli que impone de manera unidireccional sus códigos a través de los medios de comunicación. ¡Qué bien vendría un proyecto político de emergencia entre el gobierno y las organizaciones del lugar! La incorporación de ese ancho y ajeno mundo de la serranía, no sólo Vinchos, a su majestad la TV.. La clave serían programas con una frescura tal como la de estos minkeros. Tópicos usuales (producción, fiestas, tipo de instrucción, arte local), y no usuales:¿Cómo se pasan los días en el campo? por ejemplo.















Imágenes: Equipo de Minka.

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