Me apresuré al decir que me he mudado. Habría sido mejor contar que me estoy mudando. Conjugar mis acciones en un solo tiempo gramatical: moviendo, desempacando y distribuyendo. Mis sentimientos son una mezcla de la expectativa y zozobra que acompañan un cambio. Sin olvidar que puede cumplirse también esa agenda con cariño.
Cuando toca el cambio de piel, toca. En cuanto a la decoración de mi nuevo ambiente, me pregunto si “less is more” o “less is a bore”. Luego, la pregunta. ¿Cabe el minimalismo, cuando se tiene detrás el horror al vacío de la herencia precolombina?
Espero salir indemne de este caos creativo. Por lo pronto, me siento otra vez el personaje del relato futurista de Michael Fryn. La niña llamada Uncumber cuya vida transcurre a través de conexiones y wifis. ¡Me conectaron Internet!
Imagen: Niki de Saint Phalle
6 comentarios:
¡Felicidad! Sigue disfrutando en gerundio que así suena a que se vive más.
Un beso!
Gracias Rocío. El gerundio lo provee a uno de atisbos de lo que es vivir. Un beso también.
Mudanzas, ajustes, agotador pero la idea de un nuevo espacio me provoca, suerte.
Uncumber volviste!!!
Vivan los cambios que te permiten pensarte... y saber que sobrevives algún tiempo sin tu manta naranja, porque en el fondo sí sabes dónde está y cuentas con ella...
Felicidades cara, por ese tu nuevo espacio!
Gracias usuario anónimo que sabes de mi manta naranja. ¿Sabes que en realidad es un mantra naranja?
Marea que tengas buenas olas, gracias.
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