Decía Aristóteles que ver imágenes reconociendo qué es cada cosa, por ejemplo, “éste es fulanito”, nos agrada sobremanera. De allí que la pintura que imita la realidad nos proporcione un particular goce. La pintura abstracta en cambio, nos invita a disfrutar del color, las líneas, la textura, la intensidad del trazo, su composición etc.
El Museo de Arte Italiano de Lima, ha puesto en práctica tan ancestral sabiduría. El placer que nos produce reconocer, premisa confirmada por estudios de la Psicología, se ha convertido en un punto de partida para identifcar su colección de pintura naturalista.
Como en la búsqueda del tesoro, niños de todas las edades son retados a un juego en el que subyace, "a ver si descubres lo que te pido". Se apela a la curiosidad y al afán de aventura. El tierno espectador se dirige al marco de la tela, o se ubica delante de una escultura o una pieza de porcelana con consignas ya dadas.
Dos niños
Observé los desplazamientos de una niña de cinco años, a la que que la guía le propuso disfrazarse. Enfundada en un sombrero, un collar y con un paraguas a la mano inició su búsqueda de una imagen que llevara lo que ella tenía puesto. La tarea un tanto ardua en un inicio, se convirtió poco a poco en la posibilidad de hacer memoria. El tiempo es nuestro aliado infalible para familiarizarnos con el espacio y sus elementos.
Se sumaron al disfraz de Morella: Flores, zuecos, papeles de colores. Durante los cuarenta y cinco minutos que duró la experiencia, la niña fue de un extremo a otro de las cinco salas del museo visiblemente entretenida.
Pac de diez años, recibió un conjunto de hojas con tareas sujetas a una tabla de ingeniero. Se le pedía encontrar los nombres de algunas obras y enlazarlos con frases alusivas a la pintura. Poco a poco el chico fue haciendo ojo. Captamos el mundo a través de una percepción que va de lo general a lo particular. Es así que a la impresión inabarcable del conjunto le sucede la posibilidad de familiarizarnos con los detalles.
Con más previsión que la más pequeña, oí decir a Pac luego de un rato: “Creo que esto mejor se resuelve sentado”. Se instaló en una banca y comenzó a buscar el detalle que le faltaba. No le resultó, así que se paró y prosiguió su búsqueda. Su satisfacción luego de cada logro se le dibujaba en el rostro.
Explorando el Museo
La propuesta elaborada por Margarita Ginocchio, Cecilia Alayza e Irene Veloachaga merece difundirse. Es una prueba de que entrar al Museo de Arte Italiano, no prescinde de las necesidades cotidianas de un niño. Jugar, emocionarse y descubrir caben en ese espacio que tiene en su fachada relieves inspirados en grandes artistas del pasado.
Para concertar una cita y probar el recorrido didáctico hay que llamar al 4239932.
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