viernes, noviembre 17, 2006

Escribir sobre el agua


Parecía hecha a pedido. Me refiero a la atención de los estudiantes de mi clase de Psicología del arte, durante los cincuenta minutos de la proyección de la pieza de danza contemporánea del coreógrafo sueco Mats Ek, "Carmen” (1992). Algunos tomaban contacto por primera vez con la disciplina artística que como dice el mismo Ek, no es la vida pero mantiene vivas todas esas pequeñas cosas que la componen.

Habíamos pasado del material meramente visual de las artes plásticas al movimiento de una disciplina que evoca la escritura sobre el agua. Al término del espectáculo uno tiene para llevarse a casa, sólo la intensidad de sus emociones. Los comentarios sobre lo visto resultan por lo general un hablar entrecortado, a fin de cuentas el lenguaje del cuerpo ha hecho lo suyo, lejos de la palabra.

Me hubiera gustado mencionar en el momento la conocida frase de la anarquista Emma Goldman (1869-1940): “Si no puedo bailar no me interesa tomar parte en su revolución”. Hubiera permitido tal vez calibrar la estética de la danza, pero resulta que se me pasó embargada por el gozo que experimenté ante la mencionada atención, incluso la mía propia que había visto varias veces la obra.

Sobre Ana Laguna, la bailarina española protagonista de “Carmen” y esposa de Mats Ek, la prensa en Cuba la llamó hace poco y a propósito de su presentación en el XX Festival de La Habana, “una de las grandes mujeres del mundo de los gestos”.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

que interesante lo de CARMEN

no habia escuchado algo igual antes

sera motivo para tratar de alquilarla por estos lares

Buscando dijo...

Lo que escribí ayer (Atendiendo) parece hecho para tu artículo. Se ve que unos cuantos andamos atentos en clase.

Lichi Garland dijo...

Que bueno Eloísa, así andamos.Te paso esta afirmación de un conversatorio sobre la filosofía de Popper.El mundo sólo en apariencia nos entra por los ojos. En realidad,nos sale por la mirada.

Lichi Garland dijo...

Alfredo, ¡corre a alquilar el DVD! Vas a disfrutarlo.

Anónimo dijo...

Volví a ver Carmen de Mats Ek con unos amigos que hacen teatro y danza y quedamos agradecidos de que haya gente capaz de concebir y de ejecutar estas obras que son un regalo para los sentidos y el espiritu.