Un nuevo fantasma recorre Lima. El supuesto naturalismo con el que películas y series televisivas retratan los distintos estamentos de la sociedad peruana. Mueve a sospecha la convicción de quienes están a cargo de uno y otro género al afirmar que de eso trata el producto que lanzan al mercado. O es un perfil de los sectores acomodados, o es una biografía sobre alguien a quien el triunfo ha redimido de la pobreza. Importa menos que dicho triunfo provenga de un programa de chismes en la tv. o de la tonada de la pollada bailable que llevó al cantante o a la cantante a grabar el disco que finalmente logró difundir por la radio. El caso apunta a modelar ojos, oídos y las ansias de millones de peruanos que quieren creer en que ¡sí se puede! Me digo que tras el costumbrismo de nuevo tipo late y hace ya buenos años, el deseo de mirarnos al espejo. La revista sabatina `Somos”, del diario “El Comercio” dice y no dice desde su nombre que sus páginas recogen el alma rojiblanca del ser nacional: Yo soy, tu eres, él es, nosotros ¡Somos!
Esta semana le tocó a la película del peruano Josué Mendes ´Dioses`, poner al espectador en contacto con lugares comunes de la clase alta. En la mirada del guionista y director del último estreno local, todas las mujeres que llevan una vida acomodada en Lima son rubias, ridículas y banales. En cuanto a los hombres aunque menos rubios, son también ridículos y sobre todo, abusadores del poder que les da el dinero. Lo suyo es seducir a quien deseen con la tentación de una vida de ocio y supuestos placeres.
Las morenas de `Dioses´, sufridas y nada instruidas pertenecen en cambio al pueblo. Basta que el patrón de la casa en la que trabajan done un dinerillo destinado a una obra de bien social para que lo consideren bondadoso. Ni por asomo sueñan con la pertenencia a una sociedad que aspire a forjar la democracia. Las instituciones locales que luchan por los derechos civiles en la realidad local, no existen en el esquemático mundo de Mendes. Y es cierto que no tendrían por qué si se tratara de una ficción, ¿pero no ha dicho el director que su película era un retrato?
Esta semana le tocó a la película del peruano Josué Mendes ´Dioses`, poner al espectador en contacto con lugares comunes de la clase alta. En la mirada del guionista y director del último estreno local, todas las mujeres que llevan una vida acomodada en Lima son rubias, ridículas y banales. En cuanto a los hombres aunque menos rubios, son también ridículos y sobre todo, abusadores del poder que les da el dinero. Lo suyo es seducir a quien deseen con la tentación de una vida de ocio y supuestos placeres.
Las morenas de `Dioses´, sufridas y nada instruidas pertenecen en cambio al pueblo. Basta que el patrón de la casa en la que trabajan done un dinerillo destinado a una obra de bien social para que lo consideren bondadoso. Ni por asomo sueñan con la pertenencia a una sociedad que aspire a forjar la democracia. Las instituciones locales que luchan por los derechos civiles en la realidad local, no existen en el esquemático mundo de Mendes. Y es cierto que no tendrían por qué si se tratara de una ficción, ¿pero no ha dicho el director que su película era un retrato?
Las escenas de `Dioses´ están recorridas por el deseo de ascenso social de la mujer de origen modesto que encarna Maricielo Effio. El gran teatro del mundo se reduce para ella a los límites de una casa de playa adonde la ha llevado el rico industrial representado por Edgar Saba. El hombre quiere que su amante no sólo veranee allí en compañía de sus jóvenes hijos, sino que aprenda las maneras sociales que le resultan por completo ajenas. Es divorciado, anda en sus sesentas y dice estar loco por ella, sin embargo, Mendes no nos descubre ni un ápice de su pasión por la treintañera. ¿Será el director tan naturalista que quería librarnos de todo romanticismo?
En cuanto a los dos hijos del industrial, horadados por el sin sentido de la vida, se enfrentan más que con la banalidad de la generación que los precede, con la perversión. La chica se entrega al sexo como quien abre una bolsa de “Doritos” y el chico trasgrede la prohibición del incesto. Una noche aprovecha la semiconciencia en que el trago sume a su hermana. Mediará el embarazo no deseado y etcétera.
La película acaba de recibir el premio del Festival de Cines y Culturas de América Latina de Biarritz. ¡El premio del abrazo! Evidentemnte no le habrìa dado yo ni el premio del apretón de manos. La sensación que me dejó `Dioses´ es la de una pelìcula que se hace con esfuerzo pero con poco don para plantear escenas que sugieran. Lo mejor: El baile flamenco de Maricielo, ¿por qué tan corto?, de verdad la danza si hace dioses; y el compromiso actoral de Sergio Gjurinovic.
¿Es el afán de sintonizar con los estereotipos que circulan en los medios (que tienen ya una audiencia garantizada) el que hace que el cine muestre lugares comunes? ¿No es lo invisible lo que tendría que poner de manifiesto?
Imagen: Maricielo Effio en `Dioses´.
En cuanto a los dos hijos del industrial, horadados por el sin sentido de la vida, se enfrentan más que con la banalidad de la generación que los precede, con la perversión. La chica se entrega al sexo como quien abre una bolsa de “Doritos” y el chico trasgrede la prohibición del incesto. Una noche aprovecha la semiconciencia en que el trago sume a su hermana. Mediará el embarazo no deseado y etcétera.
La película acaba de recibir el premio del Festival de Cines y Culturas de América Latina de Biarritz. ¡El premio del abrazo! Evidentemnte no le habrìa dado yo ni el premio del apretón de manos. La sensación que me dejó `Dioses´ es la de una pelìcula que se hace con esfuerzo pero con poco don para plantear escenas que sugieran. Lo mejor: El baile flamenco de Maricielo, ¿por qué tan corto?, de verdad la danza si hace dioses; y el compromiso actoral de Sergio Gjurinovic.
¿Es el afán de sintonizar con los estereotipos que circulan en los medios (que tienen ya una audiencia garantizada) el que hace que el cine muestre lugares comunes? ¿No es lo invisible lo que tendría que poner de manifiesto?
Imagen: Maricielo Effio en `Dioses´.
2 comentarios:
Defensa del café ayllu
Hace unos días me entere de una noticia por lo más preocupante y triste para muchas personas. La Iglesia que dentro de sus propiedades esta el tradicional café Ayllu, está a punto de cancelarle el contrato para trasladarle el local al Starbucks Cofee. Viniendo de una ciudad como el Cuzco, espero que las autoridades y la población impongan la cordura a los interesados en efectuar ese patrimonicidio por el bien no solo de los afectados directamente, usuarios que conservan las tradiciones que mantienen vivo el espíritu de la ciudad sino de la humanidad entera que admira al Cuzco no solo por su belleza material sino por eso tan invalorable que es su gente y costumbres Por eso propongo modernizar a la iglesia, entrando desnudos a la catedral con un conjunto de rock para que ellos cambien sus costumbres por unas mas de acuerdo a la época.
Dejando las bromas aparte, son los cuzqueños los que tienen el deber de protegerla, contra la lacra del mercantilismo donde prima más el activo inmobiliario que el cultural, atacando al alma de la ciudad con su historia, costumbres y tradiciones. Leyendo a Fernando Chueca en su libro sobre Historia del Urbanismo, encontré unos pasajes interesantes donde encontré muchas similitudes con el pago a la Pachamama que se practica en el Cuzco, en una clara demostración de apego a su tierra y sus costumbres. Según Chueca los antiguos romanos fundaban la ciudad sobre la tierra propicia que señalaban los dioses. Cuando lo hacían cavaban un pequeño pozo llamado mundus, donde cada jefe de la tribu depositaba un puñado de tierra del suelo sagrado donde yacían sus mayores. Desde este momento la nueva ciudad era también terra patrum, patria, por lo tanto había que defenderla
Tito Livio decía de Roma, "no hay ninguna plaza en esta ciudad que no esté impregnada de religión y que no esté ocupada por una divinidad... los dioses la habitan". Pero es el espíritu de la ciudad con sus costumbres la que mantiene viva la plaza y la va revalorizando a través de la historia. Bien decía el alemán Spengler: " Lo que distingue a la ciudad de la aldea, no es el tamaño, sino la presencia de un alma ciudadana..." o el sociólogo americano Robert E. Park " La ciudad es algo más que un conjunto de individuos y de conveniencias sociales, más que una serie de calles...., es más un estado del alma, un conjunto de costumbres, con los sentimientos y actitudes inherentes a las costumbres y que se trasmiten por medio de la tradición"
Estructura y tradición no son sino diferentes aspectos de un solo complejo cultural que determina lo que es característico y peculiar a la ciudad y la distingue de la aldea y de la vida del campo. No podemos permitir que se intente convertir al Cuzco en una ciudad sin personalidad, si dejamos que se le saque el alma simplemente seremos mudos testigos de su lenta muerte
Miraflores, 7 de Noviembre
Arq. Luis Miguel Urbina Ferrándiz
Gracias por el informado comentario. La oficina de patrimonio del Cuzco tendrá que pronunciarse al respecto. Sea la empresa que sea, si despersonaliza la identidad local no debiera dársele licencia.
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