
Si algo buscamos es un lugar. La filósofa Agnes Heller llama a ese lugar hogar; de allí que considere la locura como la pérdida del hogar. Una sensación de vacío convierte en sus rehenes a quienes no logran crear su propio espacio impidéndoles acceder incluso, al lugar de los demás.
En el planteamiento de Heller, reencontrarse con la intensidad exige volver vital la vida cotidiana. Para tener un hogar necesitamos otorgar un sentido a lo efímero, a lo banal y hasta a lo repetitivo. Este y no el de los grandes acontecimientos es el camino de la búsqueda de un lugar.
Imagen: Julián Opie
2 comentarios:
El rehén de uno mismo se libera con una sonrisa, comiendo una manzana, observando el paisaje por la ventana, atornillándose a la silla a escribir hasta dar con la sabiduría. Aparentemente tan sencilla y no. Me ha conmovido lo que has escrito.
Me ha conmovido el acercamiento anónimo también, gracias y otra sonrisa.
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