Atender esa voz apenas audible que de tanto en tanto nos insta a abandonar las prisas y con cero apuro volver a mirar. Por ejemplo los paneles y carteles publicitarios ubicados en las calles. Solemos creer que les pegamos una ojeada y ya, cuando en realidad ingresan a nuestra psique inclinándonos a decisiones que muchas veces interfieren con el hecho de decidir con un supuesto grado de libertad (si acaso somos libres, digo).
Los anuncios de la firma Dolce & Gabbana en Europa, van en cualquier caso más allá. Impactan por su belleza, violencia e imaginación. De hecho provienen de sesudas elaboraciones plásticas de gráficos y creativos publicitarios. ¿Será mayor su efecto?
El primer aviso fue censurado en Reino Unido el 2005, y el segundo este año en España. El consumidor del producto es invitado a convertirse en el espectador o actor de una violencia con charm. Vaya con los tabúes que los D&G pretenden saltar a garrocha. El sexo y matar. Las instituciones civiles y gubernamentales han dicho entonces que no y la firma ha retirado su propuesta de circulación.
Me inclino a creer que otra cosa es dar cuenta de la violencia en terreno artístico. En este caso la mirada al mundo que nos rodea forma parte del punto de vista del creador.Y le pertenece también al espectador en la medida que le permite sentir y pensar la cultura.
La pintura del mexicano Miguel Calderón podría haber inspirado a los creativos de la no tan Dolce & Gabbana, ¿no creen? Que la violencia nos acompaña es tonto negarlo. De allí a proponerla como un estilo de vida y fashion, cuidado. Nuestro inconciente más que encantado diría que sí.
Imagen. Miguel Calderón, "Attack", 1998.
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