En 1959 Briggitte Bardot daba los últimos toques al arduo proceso de convertirse en un símbolo sexual. La actriz francesa tenía entonces venticinco años y acababa de rodar "Babette fue a la guerra". Sería en adelante la más preciada fantasía colectiva del planeta, aún sin residir en Hollywood. Vaya momento para mirarla con otros ojos. El "Retrato imaginario de Briggitte Bardot" del español Antonio Saura (1933-1998) buscó ese mismo año poner en paréntesis el erotismo de la diva. Digan ustedes sino arrojó un baldazo de agua fría a la manera expresionista.
Un ídolo pop actual, Britney Spears no encuentra en cambio todavía la mano que de el grito. Sus asesores de imagen le evitan el contratiempo y hasta deben haberle sugerido encomiende su imagen a la británica
Josephine Wall. La bipolar Spears, hoy entre el éxtasis y la rehabilitación, decidió hace dos años encomendar a Wall a quien le gusta que la identifiquen como pintora de fantasía, su página web.
Aquí la imagen, ¿será que todo lo que es pop y medios debe resultar hoy tan cándido?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario