Un marciano observa Eco, se desconcertaría al comparar el ideal de lo bello tal como se representaba en una pintura y en una obra literaria de inicios del siglo XX. Las señoritas de Avignon (1907) de Picasso no eran las modelos de novelas de esa década, dígase por ejemplo alguna del escritor inglés Rudyard Kipling que obtuvo el Premio Nobel ese mismo año.
A propósito, los biógrafos del creador del psicoanálisis, mencionan la paradoja de los gustos de Freud en relación a su descubrimiento. Su estética era tradicional en materia pictórica. Si admiraba a Leonardo o a Tiziano, nunca quiso ni oir hablar del expresionismo. Escuchó a Dalí en la entrevista que sostuvieron a insistencia del artista, pero dejó en veremos la posibilidad de comprender el surrealismo. Respecto a la psique en cambio, fue un revolucionario. Escandalizó a su época con su hallazgo del inconciente y la sexualidad infantil.
Pienso que el extraterreste de Eco tendría que incluir en su investigación las inclinaciones de cada uno sobre lo bello. Cuánto se adapta el propio gusto a la época y cuánto no. Podría agregar asimismo a su afán de comprendernos, la fugacidad de la belleza y el asunto de la pluralidad del gusto humano. ¿No ha ido acaso afianzándose a medida que nos aproximábamos al siglo XXI, la libertad para encontrar belleza donde a uno le plazca?
Menuda tarea la del alienígena.
Imágenes: Marilyn Monroe por Eve Arnold y Richard Avedon.
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