viernes, septiembre 21, 2007

Decirlo todo

Al oir hablar a una mujer un tanto ajena a mi entorno, me llamó la atención su entusiasmo para transmitir a los demás, eramos tres sus oyentes, que ella era muy franca y que por lo mismo no se guardaba nada. A continuación dio a entender sin embargo, que sufría a veces por haber asumido lo que a sus ojos era el heroísmo de decir la verdad a los demás.

Dudé un momento si hacer el intento de hacer contacto con su psique para intentar aliviarla del peso de unos conceptos mal hilvanados. No creo tener la verdad de nada en particular, pero sí el afán de analizar las cosas. Tras unos minutos preferí despedirme. Si alguien no confronta sus ideas con el ánimo de escuchar otras distintas es imposible pensar que ocurra un diálogo y menos que se produzca siquiera un preámbulo para reacomodar ideas.

Pienso que es importante comprender que no todo puede o debe decirse, y que eso nada tiene que ver con la franqueza. Uno puede tantear el rumbo que ha de tomar la comunicación e intuir incluso aquello que puede entrar en el sistema de ideas de nuestro potencial interlocutor/a. A veces depende del momento o del estado de ánimo. Si realmente buscamos un intercambio es obvio que hay que estar atentos.

Uno puede pensar y guardar para sí la observación que le suscita la situación, en espera de la oportunidad de comunicarla. Si el diálogo se convierte en una competencia para ver quien tiene la razón o quien promociona mejor su estilo cognitivo, es más que probable que el encuentro humano no nos enriquezca.

En el caso de esta conversación, me parecía estar viendo caer al otro y no poder hacer nada por remediarlo.

Imagen: Winogrand, 1950.

4 comentarios:

Carlos el Narrador dijo...

Hola Lichi

Buen día...bsatante tiempo sin leer su blog...no se que pasa con mi conexión de internet...está bastante lenta y en mas de una ocasión, muchas páginas no se abren.

Sobre el tema que Usted trata...si, uno se encuentra a veces con personas que comienzan diciendo: Mi mayor defecto es hablar con franqueza...

Uno ve en la Tv a la congresista Hildebrandt decir: Mi error, es decir lo que pienso.

En ambos casos, el argumento es: Yo estoy bien, el que es mi interlocutor, está no mal, está pésimo.

Saludos
Carlos el baterillero

Anónimo dijo...

Hola Lichi
Hacia mucho que no entraba y me doy con este blog que me parece interesantìsimo. Muchas veces uno se encuentra con este tipo de personas que realmente mantener una conversacion es agobiante...y ademas no te dejan dar tu opinion. a mi me ha pasado muchas veces, y antes que nada hay que saber aceptar que uno no siempre tiene la razon. Verdad? Mariella

Lichi Garland dijo...

La congresista Hildebrandt cree que decir soy linguista basta para atropellar. Curioso. Usa su grado académico para sentirse inalcanzable. El artículo de Virginia Zavala en El Dominical de El Comercio, no la deja bien parada.

Lichi Garland dijo...

Creo que más que tener la razón,importa crearse un entorno con seres con los que se pueda compartir. Jugar en el mejor de los casos.