Nada es más difícil de atender que las plegarias atendidas dice Truman Capote en "Plegarias atendidas". Su ironía repite a Santa Teresa para quien mejores eran los ruegos sin cumplir. Y sucede. Algunas veces las ilusiones que se cumplen acarrean el sin sentido. Entonces con los ojos llenos lágrimas, toca enfrentar el vacío. Acaso rogar que vuelva el deseo de seguir rezando.
Imagen: Lichtenstein
2 comentarios:
Realmente a mi me suele pasar. Es muy cierto lo que dices.
mariella
Yo creo que la interpretación esta bien, si la vemos desde un punto de vista pasivo. Lo que quiero decir es que nosotros somos los que producimos la plegaria (según esa interpretación) hacia otro. Pero qué pasaría si ese pedido, esa imploración, estuviera dirigida hacia nosotros, siendo así los responsables de ejecutar este ruego... Qué pasa si no pudiéramos cumplir ni satisfacer ese deseo, siendo ésta nuestra misión y querer. Sin duda nos pondríamos mal, lloraríamos de alguna forma. Ahora, si no quisiéramos atender la plegaria esto no ocurriría, no lloraríamos, o si... quién sabe. La culpa mata por dentro.
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