Acabo de ver el corto premiado en el festival auspiciado por la Embajada de Francia, "Pasaporte para un artista". La muestra que se exhibe en el Centro Cultural de la Católica reúne el conjunto de piezas de un concurso que se ha convertido en termómetro de la joven creatividad local. La película de Maya Watanabe `a-phan-ousia`, se basa en dos recursos cinematográficos. Unos breves desplazamientos de la actriz Florencia Serrat en un lugar solitario y las voces de antiguas películas editadas de tal modo que parecen habladas por la actriz. Los parlamentos están dichos en diferentes idiomas y traducidos en subtítulos.
El efecto de semi luz sobre la mujer enfundada en una prenda de color negro y los diálogos editados al ritmo en que ella mueve los labios, escarapelan. De Florencia Serrat parecen salir alternadamente voces de un hombre o de una mujer en cuyos timbres el espectador reconoce la voz de una niña, de un adulto sea éste joven o maduro, o de alguien que pertenece al mundo oriental u occidental. En medio de los cambios del plano sonoro, el rostro que refleja el estado de ánimo de la actriz permanece inalterable. El personaje se confronta no sólo con sus recuerdos, sino con los seres que la habitan, sean estos la figura de un padre, la de una madre, un amante, o en general de quienes al haber formado parte de su entorno la marcaron.
Al comentar el corto con una amiga, le decía yo que Maya Watanabe ponía en escena de una manera visual el concepto filosófico, retomado por algunas corrientes psicoanalíticamente orientadas, de que no somos un sólo Yo, sino más bien `una federación de yoes`. Discrepamos luego sobre lo extendida que puede ser esta idea. Para ella era sabido que uno convivía con las voces, es decir con los tempranos señalamientos que nos hicieron los adultos o nuestros mismos pares a lo largo de la infancia y la adolescencia. A mi modo de ver, el hecho era más bien un secreto a voces que incluso pocos humanos se atrevían a afrontar y no para torturarse claro, sino para vivir el hecho como una constatación enriquecedora.
En lo que coincidimos mi amiga y yo es en que por lo general sólo a través de una terapia, es decir de un examen del propio mundo interior, se logra tomar nota de esos registros para hacerlos de uno o descartarlos. A la larga, para modularlos. Queda el tema sobre la mesa, en concreto como una pregunta: ¿Sabes que estás habitado, habitada?
Imágenes: del corto de Maya Watanabe.
2 comentarios:
A mí no me gusta el arte de este tipo por lo general, pero tuve la oportunidad de presenciar la obra y sí me gustó, había algo lírico ahí que no suele estar presente en la frialdad racional característica del arte conceptual. Por otro lado, personalmente el premio se lo habría llevado Renzo Nuñez-Melgar o Harry Chávez. Saludos
Oka Iván, pero ¿sabes que estás habitado?, saludos.
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