miércoles, enero 17, 2007

Basta de cuentos

Psicólogo, filólogo y profesor de psiquiatría en la Universidad de Stanford, Paul Watzlawick se ha especializado en pensar a contracorriente. En su opinión, vivir es un permanente juego de dificultades que hay que enfrentar. De ningún modo, un juego de preguntas y respuestas sobre la búsqueda de felicidad.

No se trata sin embargo de amargarse la vida. Decirse a cada paso, “me va a ir mal” logra que lo dicho se cumpla. Cuidado. Viene al caso distanciarse de historias como la que sigue. “Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo. El vecino tiene uno. Así pues, nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: ¿Que? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mí. ¿Qué puede ser? Yo no le he hecho nada, algo se habrá metido en la cabeza. Si alguien me pidiese prestada una herramienta yo se la dejaría enseguida. ¿Por qué no ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como éste le amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él. Sólo porque tiene un martillo. Esto ya es el colmo. Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta y antes de que el vecino tenga tiempo de decir buenos días, nuestro hombre le grita furioso. ¡Quédese usted con su martillo! ".


Como para repensar aquello de que forjamos nuestra dicha desarrollando sentimientos de tolerancia, honradez y confianza. Darles cabida requiera tal vez, que nos exploremos interiormente con la misma paciencia con que lo hacemos frente a un espejo. Aspirar a ser un humano cabal sin mirarse a si mismo, es un cuento.

Imagen : Rudolph Hausner, 1993.

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