lunes, febrero 12, 2007

Talento hay


La figura en lápiz es hecha por Angelo, un niño de nueve años que asiste a un colegio público en Mala, localidad ubicada a noventa kilómetros de Lima. El chico es hijo único de un padre no habido. Su madre, hija mayor de una familia de pocos recursos, pasa la semana en la capital trabajando como empleada del hogar y, por la noche, estudia la carrera de Programación en un instituto privado. Para su tranquilidad es su propia madre, es decir la abuela de Ángelo, quien se ocupa de su hijo de lunes a viernes.

Como se sabe, la pobreza en nuestro país va de la mano con la escasez de estímulos de todo tipo. Mi primera observación es antes que nada una constatación. El talento aparece en quien mejor lo dispone la naturaleza. No hay sino que considerar que para reproducir una imagen como la de Leger, el pintor cubista francés; "Mujer con un gato" (1921), se requiere percibir afinadamente, cierta destreza motora y una concentración sostenida por la motivación de ver el resultado final. Todo ello se reúne en la precocidad de Angelo a la hora de dibujar.

La investigación psicológica ha enumerado hace buen tiempo las etapas que recorre el dibujo infantil. El garabato que va hasta los 4 años; la etapa del pre- esquema que dura hasta los siete; el esquema como una muestra incipiente de realismo que se prolonga hasta los 9; el realismo con su preocupación manifiesta por la proporción y la profundidad de los dibujos. Todo un desarrollo que culmina a los 14 cuando el adolescente está ya en condiciones de desarrollar de manera conciente su interés por el arte.

El camino de Angelo hacia la creación ha hecho escala en la copia. No es difícil preveer que de aquí en adelante necesitará del apoyo exterior para ampliar su mundo visual. La psicología se ocupa de los cambios que tienen lugar en el desarrollo y aún cuando no pretenda explicar el por qué, en el caso de Angelo puede afirmar que lleva la delantera.

A la promoción cultural le corresponde detectar el talento y allanarle el camino. Toca imaginar la manera de encauzar el aporte público y privado para alentar a los talentosos locales. De haberlos, haylos.

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