Me interesó dar una mirada al singular destino del norteamericano Busby Berkeley (1895-1976). Supongo que avivó mi interés el afán de Tunick de fotografiar multitudes desnudas del que me ocupé ayer. Como fuera, me gusta imaginar que algo de lo mejor que encierra el ir y venir humano se quedó en Berkeley para metamorfosear su vida. ¿Si no por qué pasó de organizador de desfiles y actuaciones de soldados a coreógrafo?
Al finalizar la primera guerra mundial, Berkeley fue a Broadway donde cumplió con éxito el papel de director de baile, y en pleno inicio del cine sonoro a Hollywood donde se convirtió en pionero del género que tuvo después tantas estrellas: los musicales. Uno de sus clásicos fue "The Gang´s all here"(1943), película que encumbró a la brasilera Carmen Miranda.
Por la época la 20th Century Fox contribuía a crear la imagen de Sudamérica como la tierra del exotismo. La empresa cinematográfica identificada con el gobierno de su país, seguía la política del buen vecino. Forjaba fetiches como un estáte quieto dirigido al naciente espectador sudamericano. Entre líneas iba aquello de sepan ustedes que narro yo, gano (más) yo y puro entretenimiento. A Carmencita le pedían que se equivocara incluso al hablar inglés luciendo su sombrero tuti fruti. Ante todo lo que debía hacer era vecinearse.
Complejo el panorama crítico desde este lado del mundo cuando se repara en el discurso colonialista del norte, sin querer pasar por alto la imaginación artística. Berkeley innovó en composición, ubicación de la cámara, iluminación, decorados y vestuario.
Desde el presente un poco de utopía. Ojalá la transgresión de Busby Berkeley fuera imitada por quienes viven de la guerra. En un planeta sensible a la paz cabría un titular como sigue: "Atención mundo: Decenas de militares se convierten en coréografos".
Nota: Ver la crítica de Ana López, "Hollywood como etnógrafo de las Américas" en la web cubana de La Jiribilla.
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