Les contaba ayer, que el fotógrafo Robert Whitaker estaba incluído en la muestra del Whitney Museum titulada Summer of Love con una foto de Eric Clapton. Superados los problemas de mi PC puedo colgar la imagen y lanzar un: lo del verano, aprovéchenlo doblemente ciudadanos del norte del planeta. Tanto por el recuerdo de los cálidos meses del año 67 evocados en la exposición, muy hippies, muy amor y paz; como por los rayos de sol que deben estar recibiendo hoy (ojalá que también con amor), cuarenta años después del reinado de la psicodelia. ¡En Lima está haciendo un frío de no creer!
Sobre el butcher affaire de los Beatles, un capítulo de la leyenda del cuarteto de Liverpool, interesa el va y viene entre Whitaker, la agrupación británica y Capitol, su disquera. La portada aquí abajo causó tal extrañeza e incluso malestar entre los seguidores estadounidenses del conjunto, que en un abrir y cerrar de ojos la Capitol decidió reemplazarla.
¿Qué habían querido mostrar los Beatles y Whitaker con sus chuletas y muñecas despedazadas?¿Qué habían pasado por alto los ejecutivos de Discos Capitol? Visualmente hablando, ¿eran tan melindrosos los jóvenes de ese entonces?
Como leyenda que es, el butcher affaire tiene varias versiones. Me quedo con la del fotógrafo. Según Whitaker lo ocurrido tuvo que ver con poner en circulación una imagen de estudio hecha con el ánimo de distender las tensiones del grupo. Los Beatles no soportaban más la beatlemanía. Se sentían agotados de representar su papel como ídolos masivos. La intención del clic había sido pues, hacer pensar un poco a los idólatras. Sus ídolos eran de carne y hueso. A continuación no había habido previsión del impacto de la imagen y la disquera la había convertido en portada.
En cualquier caso, si del imaginario colectivo queremos hablar los elementos de la foto remiten a las muñecas descuartizadas de Hans Bellmer. El artista de origen polaco hacía frente al nazismo con sus formas de horror. Asimismo, al accionar imperialista de los norteamericanos en Vietnam. Hoy por hoy hace pensar en Dalí, en fin.
La época soportó que se superpusiera a la edición anterior esta foto más formalita que ven aquí.
Para pensar que el hartazgo de John, Paul, George y Ringo para sostener su imagen pública tenía sus límites. Y que en el fondo Whitaker había logrado presentarlos como seres de carne y hueso.
Los intereses del bolsillo, forman parte de nuestra naturaleza terrenal. Y quien esté libre de culpa que tire la primera piedra...
Nota: Un libro de Whitaker incluye el episodio, "Unseen Beatles". Porsupuesto que la carátula de los carniceros es hoy una pieza de varios miles de dólares para coleccionistas.
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