Las imágenes facilitadas por los fotógrafos que estuvieron en la perfomance son ilustrativas, pero hay que esperar todavía la selección del propio Tunick. El hombre dice que suele tomarse su tiempo para componer la foto final, a fin de cuentas al invitar a otros a desnudarse sublima su propio deseo de hacerlo. Se considera muy tímido.
La fantasía de Spencer Tunick hecha realidad en México me hace pensar en el interés de dirigir multitudes. En la sensación de omnipotencia que debe experimentar su autor. Me pregunto si será ciertamente un acto de pureza, ¿acaso una manifestación contra la corrupción? La crítica mexicana Raquel Tibol convocada a expresar su opinión por los medios, señaló que le parecía una instalación artística en regla.
En cualquier caso no hay como negar que es el arte que ocurre mientras estamos vivos. Como diría el crítico James Gardner, "nuestro arte".
¡Padrísimo el tiempo que vivimos!, y a pensar en la locación que usaría Tunick si acaso decidiera venir por aquí a desnudarnos.
Imagen: César Fandiño.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario