jueves, enero 17, 2008

El plan B de una rockera

Patti Smith se muestra llana a hablar de los años setenta como una época que invitaba a los artistas a valerse de lo que tuvieran a mano para llamar la atención del público. La intérprete recuerda el buen punto que se anotó al realzar su aspecto andrógino y al emprender contra Dios en las letras de sus canciones. ¿Pero era en realidad Smith tan dark como aparentaba?

Tras la nota que escribí ayer me dejé llevar por la sospecha y comencé a hurgar con más detalle en un personaje que a fin de cuentas conocía yo más por su música en mis archivos. Tomen nota de las declaraciones de la misma artista a propósito de la película "Patti Smith, Dream of Life" que ha llevado al Festival Sundance 2008 el director Steven Sebrings: "La vida no es una línea vertical o horizontal. Uno tiene un mundo interno que no tiene un sólo sentido".

En 1967 Patti Smith dejó Nueva Jersey donde se había criado y se trasladó a Nueva York. Tenía ventiún años y quería acercarse al arte aunque no sabía ni cómo ni por qué. En casa había recibido algún estímulo para la lectura. Su padre un ateo singular le leía la Biblia. En cuanto a su madre, Testigo de Jehová, la ponía en contacto con cierto tipo de impresos al pedirle que la ayudara a repartir las comunicaciones de su iglesia.

Lectora y repartidora de publicaciones, Patti empezó a escribir poesía desde niña. Sólo cuando se trasladó a Manhattan le interesó ofrecer recitales que pronto se acompañaron de una guitarra. Un músico amigo le ponía el plano de fondo a sus letras y poco a poco éstas se volvieron canción. Había nacido una rockera y con ella una banda que con el tiempo se identificaría con los orígenes del punk.

En los setenta se hizo amiga y amante de Robert Mapplethorpe, el fotógrafo tantas veces cuestionado por la sexualidad explícita de sus imágenes. Con seguridad la relación entre ambos será divulgada por los medios en cuanto la rockera termine de escribir su crónica sobre esos años. Su vínculo mantiene hasta hoy el halo de un romance platónico. A fin de cuentas ella mantuvo una relación amorosa con el escritor Sam Sephard y Mapplethorpe se inclinó a la homosexualidad.

El plan B de Patti Smith comenzó a funcionar cuando dejó de verse a sí misma como una estrella del rock. ¡Quiso ser madre! Su matrimonio con el guitarrista Fred Sonic Smith le dio dos hijos que crió como cualquier otra mujer en su hogar de Detroit. El cotilleo habitual vinculado a la industria discográfica la dejó tranquila o ella se las arregló para sumergirse en el anonimato en un lapso que duró de 1980 a 1988. Volvió entonces con un nuevo volumen bastante más convencional según la crítica, pero como no había dejado de cantar en casa había mejorado su voz.

Al parecer Patti decidió retomar su carrera tras la muerte de Mapplethorpe, su hermano y su marido. Fue esa seguidilla fatal la que la empujó al escenario y al campo de sus preocupaciones actuales: la política. Ralph Nader el candidato que compitió con Gore y Bush en las elecciones pasadas fue su candidato y lo apoyó. La rockera desafía además a quienes le recuerdan su edad. Haber llegado a base seis no le incomoda porque según dice, se siente capaz de vivir todas las edades. Un día siente tener diecinueve y otro su edad actual, sesenta y un años.

Qué será de Patti Smith en adelante dependerá del modo en que encaje en los medios su compromiso social como plan C. A menudo la prensa prefiere criaturas dark para cubrir las noticias. La rareza vende, pero qué menos oscura puede ser una mujer que prefirió la maternidad a los discos de platino.

Lo primero será ver que pasa con la película de Sebrings en el Festival de Sundance.

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