


Klimt fue presidente de la Unión de Artistas Figurativas de Austria, la que se hizo más conocida como la Secesión vienesa. Su obra desencadenó críticas incluso de la prensa a la que le iba y le venía el tema de la libertad de expresión. Precisamente esta imagen de la embarazada que olvidé pasar en clase (se me quedó en el tintero por decirlo a la vieja usanza periodística, aunque la mantuvo cautiva uno de mis archivos de photoshop), no pasó la censura. La pintura de una joven desnuda a punto de traer al mundo una nueva vida y por si fuera poco, situada cerca de un cráneo y otras extrañas figuras se consideró absolutamente inconveniente. ¡Se habló incluso de una gestación satánica! La protesta de un Ministro de Educación nada menos, impidió que se mostrara en 1903.
Llama a reflexión el ensimismamiento de Freud en su labor clínica. Ni en una línea de sus escritos aprovechó el episodio para referirse a lo cerca que tenemos, y en realidad cómo nos habitan el Eros y el Tanatos. A fin de cuentas como dice Peter Gay uno de sus biógrafos: "Las revoluciones que en los ámbitos de la pintura, la poesía y la música estallaban en torno de él no llegaban a afectarlo; cuando se imponían a su conocimiento ( lo que era poco frecuente) las desaprobaba con energía".
Como para decir de Freud,¡un individuo convencional en el arte y un revolucionario en cosas de la psique!
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