La imagen de Helmut Newton me cae hoy a pelo. Pido a ustedes sí, que pasen por alto su aire a capítulo de la serie Crime Scene Investigation (CSI) en boga por lo menos aquí, en la burbuja del cable-tv en Lima. Me preguntaba anoche por la cabida que tienen en nuestro diario escribir los múltiples "Yos" que nos habitan. ¿Múltiples Yos? Ni más ni menos. El gran Nietzche se refería a una Federación de Yoes, Freud a una porción no conciente de nuestro mismo Yo, y varios de sus seguidores, a las diferencias entre nuestro Yo auténtico y nuestro Falso Self.
Vallejo, poeta y peruano, nos remitió más de una vez a casi lo mismo con su: "quiero escribir pero me sale espuma/ quiero decir muchísmo y me atollo/"(Intensidad y altura).
Se tiende a pensar que lo único que guardamos en el patio de atrás, es una conducta sexual no convencional. Ha estado de moda asociar las cadenas rotas al hecho de salir del closet. Alguien evalúa la desdicha de vivir a la sombra su homosexualidad y decide asumirse como gay, lesbiana o bisexual. No es el tema. De hecho la suma de imágenes, sensaciones y hasta ideas no del todo nítidas que nos acompañan diariamente tienen un talante de otro tipo.
Sucede que a pesar de nuestro Yo (del Yo principal diría en este caso); y en consideración a un lector imaginado, vamos construyendo una identidad que se fortalece. Y eso... hasta que se debilita. Sugiero practicar la revisión, la bajada de motor y hasta el cambio de neumáticos en esa operación que es la escritura diaria de un blog.
Ojalá para sentir la ilusión del momento en que damos con la llave que abre las esposas del lenguaje propio. Hay que seguir dándole al teclado.
Imagen: H.N.
2 comentarios:
Hay que seguir dándole al teclado. En un momento dado, aparece un otro y toma la batuta. Una lo contempla atónita, y escribe, o existe desde ese otro lugar. Hay gente que lo nombra, con adjetivos o sustantivos técnicos, otros, como Pamuk, sólo le llaman ese otro, pero lo reconoce. a mí me tranquiliza saber que no soy la única que tiene esa certeza. Pero no pierdo el temor y el asombro en cada encuentro. Otro yo, simplemente otro, que vive dentro, ni malo, ni bueno, ni más real, sólo allí, dándonos sorpresas de vez en cuando. Hay que seguir dándole al teclado, esperándolo. Seguir dándole.
Rocío qué bonito. Creo entrever parte de tu otro yo asomándose en estas líneas. Sigamos dándole al teclado. Un fuerte abrazo.
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