¿Un carne qué? El término es de Gore Vidal en su novela "Myra Beckinridge", un auténtico inactual si se toma nota de la fecha en que la escribió:1968. A creerlo. El relato produce hoy mismo, tal "carnemoto". Dicho en cristiano, un terremoto en carne propia. He leído M.B. durante el fin de semana. Advierto a ustedes que les quedan unos segundos antes de ponerse al tanto de algunos pasajes de la obra. Guerra avisada...
Myra tiene ventisiete años y escribe un cuaderno de notas. Acaba de llegar a Hollywood para reclamar una jugosa herencia. Un afán del todo banal si se compara con la misión que ella misma se ha impuesto: Volver a crear los sexos y salvar la raza humana de una extinción segura. Hay que enterarse de su rechazo a los avances médicos. Si por un lado han logrado disminuir la mortandad infantil, no se han preocupado de regular el ritmo de reproducción. Como dos más dos son cuatro, han contribuído por tanto al aumento del hambre en el mundo.
Myra adora el cine al punto que ningún peregrino en Lourdes podría sentir lo que ella en ese mundo mágico que la ha arrobado desde los siete años. No niega que sus recuerdos fílmicos sean bastante más gratos que las calles que circundan la meca del cine. Desde su ventana en un motel de Sunset Boulevard alucina los vapores del tráfico y cree ver las células del cáncer en los pulmones de los automovilistas. El monóxido de carbono las hace proliferar "alegremente como los espermatozoides en los testículos de un chico sano".
La lucha de Myra contra la extinción de la especie, no va por ahí. Lo suyo no es propagar una enfermedad, ni detonar la bomba atómica, o diseminar el gas mostaza. Es el amor. Se propone difundir la libertad sexual más amplia. Terminar la incesante fecundación, promoviendo la homo y la bisexualidad.
Conoce la materia prima de su proceso de enseñanza aprendizaje: los jóvenes. En particular los enganchados con el espectáculo. Sabe que lo desconocido les produce un sobresalto cercano al pánico. De allí que les ofrezca un amor a la gótica. Se agencia para ser amante y verdugo de sus víctimas.
En la novela de Vidal hay escenas de minuciosa descripcion sexual-genital que no pienso tocar. Elijo terminar con su luminoso estilo para referise a un paisaje. Produce a su manera también un "carnemoto" imaginar el mar desde algún acantilado en Santa Mónica: "...vista soberbia de los peñascos de la costa que compensa en algo la inevitable perspectiva de esa despreciable masa de agua que ahoga el horizonte desde el oeste hasta Asia".
3 comentarios:
Excelente novela..le lei a los 18 años...
recuerdo la escena donde Mayra "posee" al muchcho..tremenda..
Despues lei Myron..pero no ,e gusto tanto..
creo que la novela la llevaron al cine donde Raquel welch hacia de Mayra..
Un version moderna de esta novela seria impactante
DD. coincido en que que sería interesante una versión actual de la novela. Voy a buscar la de la Welch, me cuesta imaginarla en un papel tan difícil.
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