Tras homenajear ayer dos obras consideradas maestras, una duda contemporánea. ¿No ha sido acaso una historia de dolores de cabeza decidir que ciertas obras merecían el apelativo de maestras? El tema es complejo, pero permite una respuesta refrendada por una lista de artistas que ignorados por la crítica, se vieron incluso sin medios económicos para proseguir su trabajo. Fue sólo pasando a otra vida que lograron el éxito de mercado del que son testigos hoy las subastas de Christie´s y Sotheb' y.
A recordar que a mediados del siglo XIX, los impresionistas liderados por Claude Monet lograron revertir la visión del mundo oficial de la corte. Sus obras salieron del Salón de los Rechazados para forjar un nuevo lenguaje. Un arte distinto que con el paso del tiempo comenzó a llamarse moderno.
Otra es la historia de los cuestionadores años sesenta y su énfasis en el proceso creativo. Su propuesta era pasar por alto el soporte de la obra, es decir el resultado para hacer énfasis en la idea o concepto. El vaiviene de los tiempos hace que las cosas hoy hayan adquirido otros tonos que el blanco y el negro. Asistimos a una diversidad de enfoques, en medio como suele, de intensas querellas.
A fin de cuentas es el intercambio de puntos de vistas la trama de la que está hecha la cultura.
Imágenes: Jean Michael Basquiat y Roy Lichtenstein.
2 comentarios:
Basquiat fue un genio que dormía en una caja de cartón, pero cuyo talento para mi mezclaba con libertad el sabor a calle para explulsar el loco que todos tenemos dentro.
Lindo material
M.
Un poco que expulsaba al loco, un poco que creaba con él, ¿no crees?
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