martes, octubre 23, 2007

En la Ciudad del Sol






Miami. Un lenguaje poco conocido vincula la llamada Puerta de Latinoamerica y el Caribe con Lima. Pocos saben que el nombre de la ciudad con fama de capital del sol quiere decir en idioma indígena, agua dulce, denominación que tiene un lugar en nuestro vocabulario local. Lima cuenta con la conocidísima playa de Agua Dulce en el distrito de Chorrillos, y para más datos la historia precolombina tuvo su máximo exponente en los Incas, el Imperio del Sol.

Me preguntaba si estos lazos subterráneos habrían tenido que ver con el asentamiento de tantos peruanos en el sur de La Florida. Que si o que no, al volver por segunda vez a Miami en lo que fue mi viaje de estos días me llovió por haberla identificado como una ciudad para ir de compras. Seguro que tiene otras vibras, traté de hacer las pases, pero sentí que se me exigía volver a mirar sus atractivos. Si me lo dijeron entre líneas, acepté yo también entre líneas recorrer con ojos frescos la zona donde estaba alojada.

Di una vuelta en carro cerca a Brickell, me subí a una bicicleta para llegar hasta un parque zoológico en Key Biscayne, caminé otro tanto y, con el afán de exploración desatado, acepté navegar. Una pulsera anti mareo me ayudó a sentirme cómoda en la embarcación con la que surcamos el oceáno y el río. No sabía yo de la existencia del río Miami. Las casas del perímetro, como los inmensos edificios ubicados un poco más allá, son dignos de revistas que realzan la arquitectura y el diseño. Por cierto que los botes que tienen sus adinerados habitantes, de seguro figuran también en las páginas de algún Go Boating Magazine.

Me esmeré después en oir las opiniones entre residentes acerca de si el lugar era algo más que un place geográficamente correcto. Es sólo un balneario dijo uno, es una ciudad que crece en términos culturales aseguró otro, lo que sea me gusta vivir aquí afirmó alguien más.

Finalmente si es que algo tenía que resolver, resolví que había belleza en esa parte de Miami. La belleza de una vida tomada como recreo. Si algunos la cultivan y otros la tomamos de paso, gracias a la hospitalidad que se practica en la Ciudad del Sol, lo cierto es que nada mal cae.

En el mar durante el paseo, me vino a la cabeza una imagen que había visto hace poco. Las fichas de un dominó puesto a jugar en un mundo de rascacielos.

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