Finalmente me decidí y no bien subí al bus, sentí que se venía una buena. Los barrios que rodean la ciudad expuesta al turismo, comenzaron a dar paso a un círculo de miseria que me recordó el Truman Show, la película con Jim Carey. Si recuerdan ustedes, el protagonista tarda en darse cuenta de que vive en un escenario ficticio.
Tan sólo partir el chofer del bus a la vez guía de turismo, aseguró que ésta sería una aventura educativa. Sus frases comenzaron a sucederse entonces con una particular intensidad. El hombre evitaba dar una opinión política, pero era evidente que disentía de la administración Bush.
¿No es esta la democracia de EE.UU. donde todos los ciudadanos pagan sus impuestos? me pregunté con esmerada ingenuidad apenas comenzaron a sucederse los vecindarios destruidos. Muchas de sus viviendas abandonadas por sus habitantes, quien sabe si inquilinos o propietarios. Esta población mayormente negra, no es sujeto de créditos porque sus ingresos son muy bajos advirtió el guía, también un hombre de color. Había también negocios tipo restaurantes y oficinas de bancos en ruinas. Al menos dos centros comerciales que habían tirado la esponja en lo que se refería a un posible futuro enfrentamiento con las fuerzas de la naturaleza.
¿Adónde se habrán ido tantos pobladores? Acaso muchos de ellos fallecieron y sea tal vez esa esa la razón de la tristeza del paisaje que me tocó hoy. Gente que partió sorpresivamente y no fue sólo el agua la que terminó con su sueño american. Sin medios y sin apoyo político quién puede reconstruir, dio a entrever el guía.
Me pareció particular la acogida que los pasajeros, todos de distintas partes de EE. UU., dieron al conductor del Katrina' s tour. El recorrido terminó con un aplauso. El hombre dio fin a su charla agradeciendo la visita a Nueva Orleans. La entrada de dólares del turismo es una puerta abierta a puestos de trabajo.
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