La pregunta surge ante una pintura de Klee, Picasso o Miró sin que quien la haga tenga necesariamente idea de los nombres de los artistas. El tema es la sorpresa y hasta la incredulidad. Un negarse a considerar que la obra de estos pintores sea arte por asociarla al garabato hecho por cualquier infante. Hay que dar por hecho que la interrogación podría seguir su marcha a través de las generaciones. Si estuvo en boca del bisabuelo, del abuelo y del padre de una familia, no sería raro escucharla también en el biznieto, un joven del siglo XXI. ¿Qué se requiere para que ello suceda? Basta que el árbol genealógico haya practicado un desinterés manifiesto en el estudio del arte. Para usar palabras de un crítico, que la familia en mención se mueva en el mundo con un sentimiento artístico promedio.
Voy a verlo de dos ángulos. La opinión promedio es considerar que el realismo de una representación y su belleza son la verdadera calidad de una imagen artística. Cualquier ¡oh! de admiración se dirige así a lo que ´sólo le falta hablar´, mejor si el tema de la pintura es una imagen sagrada, una Venus o hasta el retrato de un personaje de otra época.
Pero es también importante anotar que quien se niega a aceptar como arte el estilo adoptado por los autores mencionados, no tiene información sobre el sentido psicológico del dibujo en los primeros años. ¿Son realmente artistas los niños antes de los siete años?
Mañana continúo...
Imágenes: Paul Klee 1914, Joan Miró 1917.
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