

Aparte de la actualidad de la muestra en Madrid, me detuve en las imágenes del dibujante checo por su estilo dulzón de encumbrar la figura femenina. Por contraste me trajo a la memoria la ferocidad de Nietzche al referirse a la mujer en "El ocaso de los ídolos"(1888). De las cuarenta y cuatro "Sentencias y Dardos" que conforman la primera parte del libro, el filósofo dedica varias a expresarse con profundo desdén de la imagen femenina.
Agárrense ustedes. Cito tres de ellas. La número 20: "La mujer perfecta hace literatura como si cometiese un pequeño pecado: a título de tentativa, de paso, mirando en torno por si alguno la observa, y para que alguno la observe..." La número 25: "La satisfacción nos protege hasta de los resfriados. ¿Se constipó jamás una mujer que supiese que estaba bien vestida? Ni aún en el caso de que estuviese apenas vestida". La número 28: "Cuando una mujer tiene virtudes viriles, hay que huir de ella; si no las tiene, ella misma huye".
Me veo en aprietos para conciliar mi admiración por el pensamiento de Nietzche en una obra que no deja títere con cabeza incluido Sócrates, y sus modales para con los cromosomas "XX" de la especie. A considerar que otra hubiera sido la historia si a tan encumbrado pensador "XY" le hubiera correspondido la a su vez desdeñosa Lou Andreas Salomé (1861-1937).
Imágenes de Alphonse Mucha: La poesía, la danza y la música de 1898. A la derecha Gismonda, obra de Bernhardt en 1894.
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